Adaptación de ANTONIO JOAQUÍN GONZÁLEZ
CRITERIOS DE ADAPTACIÓN
La impresión en Roma por Antonio de Salamanca en 1519 de Los cuatro libros del esforzado y muy virtuoso caballero Amadís de Gaula (Biblioteca Nacional de España R/34929) consta de 284 hojas que equivalen a 568 páginas a doble columna. En una edición contemporánea de Amadís de Gaula, la de Jesús Rodríguez Velasco (1997), en dos tomos, el texto escrito por Garci Rodríguez de Montalvo ocupa 1291 páginas. Evidentemente, a la hora de realizar la presente edición-adaptación se ha tenido que optar por una abreviación que haga más asequible la obra al lector al que va dirigida, para convertirla en una llamada que le incite a la aventura de leer un clásico tan importante para la literatura en español.
La técnica del entrelazamiento, aprendida en los textos en los que se desarrollan las gestas del rey Arturo y de los caballeros de la Mesa Redonda, supone una bifurcación continua de los núcleos narrativos. La línea con la que se pretendiese trazar el recorrido de las aventuras de los héroes en el Amadís de Gaula sería tan intrincada como laberínticos son los caminos que ellos recorren en pos del motivo de su existencia. Su vagar es individual, aunque en algunos momentos los senderos se cruzan. La esencia del caballero andante es la soledad aceptada y necesaria en su desarrollo heroico; por ello, el resumen de cualquier libro de caballerías implica distintas líneas argumentales separadas, aunque solo
en apariencia. Tantos son los males que en el mundo de la ficción afectan a los oprimidos que las fuerzas que los defienden tienen que disgregarse. Por supuesto que hay confluencias; en el caso del Amadís de Gaula es la corte de la Gran Bretaña, o la Ínsula Firme; ahí la aventura será distinta, como lo es el territorio, y primará lo cortesano sobre lo guerrero. La corte se convierte en un punto de convergencia donde, al ser conocidas las aventuras de los distintos caballeros, estas alcanzan un motivo que
las unifica. La técnica del entrelazamiento no es tan compleja en el Amadís de Gaula como lo será en algunos otros libros que sigan su estética. Con todo, para la presente adaptación ha sido necesario eliminar ciertos lances sucedidos a otros personajes que no son el protagonista.
Para explicitar las supresiones que se han realizado no está de más hacer referencia a la línea argumental seguida, que no es otra más que la del héroe desde sus orígenes en las relaciones de sus padres Elisena y Perión de Gaula, el cual es el primer protagonista del libro. Desde el nacimiento de Amadís, él será el personaje central de la obra, dejando de lado las aventuras de otros importantes caballeros andantes cuyas existencias gravitarán en torno a la corte de la Gran Bretaña. Sí que se han respetado algunas noticias detalladas de personajes como podrían ser Galaor y Florestán, los dos hermanos de Amadís. El primero presenta unos rasgos biográficos sumamente cercanos al arquetipo heroico que predomina en los libros de caballerías. Más allá de esto, se omiten las aventuras sucedidas a otros caballeros como Agrajes, cuya importancia es indiscutible y su personalidad perfectamente dibujada en sus iras y su orgullo. También se dejan en el olvido encuentros menores que alcanzan
al protagonista en su continuo deambular. Un ejemplo significativo de esto es el primer choque de Amadís con Patín, el que llegará a ser emperador de Roma; en este episodio se persigue dejar patente la soberbia e imbecilidad de este personaje, rasgos de los que no va a librarse pese a su muerte heroica; como este talante permanece a lo largo de la obra, se evidencia en sus siguientes apariciones. También es significativa la abreviación de las aventuras de Amadís de Gaula por el Imperio Griego, salvo la detallada mención al episodio del Endriago, que es de los más importantes del libro. Se suprimen algunas profecías referidas a episodios ajenos a lo que considero como línea argumental central y, por tanto, omitidos en esta adaptación. Mantener esas palabras anticipatorias supondría desvirtuarlas al no verse cumplidas; al fin y al cabo las actuaciones proféticas son un instrumento más de creación de intriga y una herramienta que da al lector un cierto protagonismo pues le hace capaz de interpretar desde ellas los sucesos, a la vez que originan expectativa.
Garci Rodríguez de Montalvo utilizó en algunos momentos la ficción como una excusa sobre la que sustentar ciertas interpolaciones de carácter moral. Por ellas, el Amadís de Gaula ha podido llegar a ser leído
como un espejo de caballeros. Algunas de estas glosas tienen un valor literario indiscutible, otras pertenecen más al tiempo histórico en que fueron redactadas. Se ha mantenido prácticamente en su totalidad el discurso que trata acerca de la soberbia, uno de los males que aquejan al mundo de la caballería y la más grave falta con la divinidad en
la interpretación religiosa de la época de Rodríguez de Montalvo. Sumamente interesantes son también las palabras que podemos leer en el prólogo, en ellas el autor habla de la teoría literaria y de la historia. Aquí se han abreviado algunos elementos, aunque se ha conservado la explicación que clasifica al Amadís de Gaula como historia fingida.
Por lo que respecta a los cambios realizados desde lo lingüístico, quiero hacer mención de los siguientes. En primer lugar, la ortografía ha sido adaptada a las normas actuales. Las palabras infrecuentes en nuestros días van en un glosario anexo. Se simplifican algunos términos, sobre todo aquellos tecnicismos que atañen a la vida militar del caballero. Sintácticamente, el Amadís de Gaula no alcanza la complejidad que se manifiesta en textos como los de Feliciano de Silva –Lisuarte de Grecia (1514) o Florisel de Niquea (1532)– parodiados en el Don Quijote de La Mancha: «la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo de vuestra hermosura» (I, Cap. I); con todo, se ha optado por un periodo oracional más corto, aunque se intenta mantener en algunos párrafos un estilo más intrincado para no desnaturalizar la esencia lingüística de la obra.
En definitiva, el impulso que ha guiado la realización de la presente obra es hacerla asequible a un lector actual, intentando mantener el espíritu del texto a sabiendas que, en realidad, esta adaptación es como un nimbo que puede servir de norte para aquel que quiera acercarse al auténtico tesoro que es la obra original.
Amigo lector, así lo espero; ojalá descubras en los paisajes del Amadís de Gaula una tierra que conquistar.