Una espada
Un día la espada fue
elementos de vida ajenos.
Agua que mana del hielo
transparencia pura.
Fuego dormido de otoño.
Despierta la tierra
y se hace metal,
en el aire, llama.
Incandescente se sumerge
en la pila
retorciéndose en el contraste.
Y surgirá la hoja
cuyo filo vibra en vida.
Pero el tiempo, herrumbre,
cubrió el acero
abandonado en la oscuridad
del olvido.
Las manos del maestro,
dedos de fina arena,
limaron el moho,
pulieron el acero
espejo de luz
y volvió el filo a ser
Agua, Tierra, Aire, Fuego,
Vacío o Éter.

























