(Película argentina dirigida por Juan José Campanella, 2009)
¿Cuál es el secreto de sus ojos? ¿De quién son los ojos? Son los del asesino, que mira obsesivamente enamorado en las fotografías, a la que luego será su víctima; son los de Benjamín Expósito que repite una mirada similar hacia la juez Irene Menéndez-Hastings; son la fría mirada que queda en la víctima arrojada como despojo, ojos sin brillo conteniendo la imagen del último horror. ¿Cuál es el secreto que transmite la mirada? Puede ser el secreto de la vida, la necesidad de vivirla, de no alejarse del sentimiento para descubrir un buen día que ya no hay posibilidad de recuperar todo aquello que se ha ido perdiendo en el camino; o quizá sí que la hay. De aquí la gran paradoja que transmiten los sentimientos contenidos en El secreto de sus ojos. Paradoja porque desde el dolor, existe la posibilidad de un reconocimiento de los errores y con ello un primer acercamiento a salvar la vida, sin vacíos, pues nada hay peor que una existencia hueca, sin compromiso, con los sentimientos callados.
El camino de salvación de Benjamín Expósito comienza precisamente en el recuerdo de unos ojos ya apagados de la que podría haber sido una víctima más en las crónicas de sucesos o en los legajos archivados del juzgado.
La crueldad que supone la destrucción de la belleza en su expresión de inocencia rota por la violencia es la señal que quedará grabada en Benjamín Expósito, para que en su momento, ya jubilado, tranquilo, solo y con veleidades de escritor, decida hurgar en los recuerdos y en ellos recuperarse a sí mismo. Ahí se encuentra la explicación de esa anotación hecha en las brumas de la noche y el sueño: TEMO. Dos sílabas, una palabra incompleta que en realidad son dos, como Benjamín Expósito descubrirá tras la solución final encontrada en una finca apartada del mundo.
A lo largo de El secreto de sus ojos se manifiestan diversas opciones vitales ante la realidad. Desde el juez que fundamenta su trabajo en la mera firma de documentos que buscan la aplicación, desde la frialdad, de una ley gélida que no se compromete. Personajes que, en realidad, están retratando la imagen de una Argentina clasista en la que se está anunciando el tiempo terrible de la dictadura, desde la prepotencia de aquellos que saben que van a disponer del poder político, de aquellos, también que temen la expresión de sus sentimientos, pues prefieren mantenerse en el grupo privilegiado que les protege del destierro o la muerte y, a la vez, les permite mantener una falsa pureza, que no es tal porque no se compromete, y este es el caso de la jueza Irene Menéndez-Hastings. Por otro lado, el compañero, el auxiliar, el agente judicial alcohólico, Pablo Sandoval, para el cual la amistad es un compromiso hasta la muerte. Busca vivir auténticamente y por ello va a emborracharse a los antros en los cuales, si es necesario, se aclaran los asuntos a puñetazos, sin dejar que el pensamiento vuelva impotente a la necesidad de sentir la verdad. Pablo Sandoval, tan idealista como Benjamín Expósito, o como el marido viudo en su empeño de que se haga justicia, mientras su memoria se va transformado en un recuerdo del recuerdo como distorsión.
Idealistas comprometidos, aunque no buscan un cambio radical del mundo, simplemente quieren cuidar aquello que les rodea, y este es el mayor compromiso que uno puede plantearse ante la realidad; no las grandes palabras: Justicia, Libertad, Igualdad, tan lejanas en la Argentina retratada en esta película; no eso sino el mundo cercano; ahí está la defensa de lo auténticamente humano que somos, en el compromiso con lo que nos rodea; es por eso por que Benjamín Expósito decide abandonar su posición en la atalaya del claustro del juzgado desde el cual contempla el mundo sin llegar a involucrarse del todo. Esa escena, repetida, en la que mira hacia el fondo desde el claustro superior del Palacio de Justicia recuerda a otro de una película de Mike Nichols (1994), Lobo, con un protagonista, interpretado por Jack Nicholson, que también vive alejado del mundo hasta que, transformado en lobo, como metáfora, decide dar la vuelta a la tortilla para cambiarlo.