Su significado
Osu (Osh) es el sonido que acompaña momentos importantes en la práctica de karate: la entrada en el dojo, el saludo a un compañero en el camino, el combate, al finalizar la clase como una muestra de respeto hacia el maestro y hacia el lugar…
En algún momento Osu ha sido considerado como una fórmula negativamente marcada, cercana a las prácticas del más acérrimo militarismo –que desembocaron en desgracias que las que no es necesario hacer memoria, pues están bien presentes-; Osu también es el saludo utilizado en el mundo de la yakuza. Sea por un motivo u otro, algunos maestros no aceptan este gesto.
Osu ha sido interpretado como una contracción del saludo matutino japonés en su forma más cortés: Ohayo gozaimashu (o—su); o como la suma de Oshi (empujar) con shinobu (Osh…u), soportar, resistir, sufrir; una suma, en definitiva de los elementos que configuran lo que es el espíritu de combate.
Sosai Oyama traduce Osu como una manifestación verbal de la voluntad de exigirse uno mismo hasta alcanzar un límite que haga llegar más allá; así lo dice en su obra The Budo Karate of Mas Oyama.
La pronunciación de Osu surge desde lo más profundo, desde lo abdominal, como el ibuki que pone en tensión el centro vital que es el Hara. Tal tensión implica una actitud previa de disposición a actuar. No es necesariamente una muestra de voluntarismo agresivo; de hecho, cuando se pronuncia, los gestos que acompañan son de cortesía, atenta y precavida, pero cortesía respetuosa, al fin y al cabo.
Osu es sinónimo de perseverancia –tan necesaria en la búsqueda verdadera en las Artes Marciales-, de voluntad de ir más allá cuando el cuerpo parece no poder seguir más. Es empujar, resistir, pero también una manifestación de paciencia. Es el saludo sincero, el reconocimiento ante el otro, el agradecimiento por la enseñanza recibida. Puede acompañar a un enérgico ejercicio de repeticiones cuando el cuerpo quiere rendirse, pero no lo hace porque la mente empuja al despertar, con el Osu que nace en el hecho mismo de respirar.
Cuando acompaña a la entrada en el dojo, Osu manifiesta la disposición, la entrega y la autoexigencia. Y al abandonar el tatami es el reconocimiento de la progresión en la enseñanza recibida y la voluntad de que las mejoras logradas nos acompañen más allá, en la vida cotidiana, que es una prolongación de la práctica marcial.
Osu