EL PASADO COMO METÁFORA DEL PRESENTE
El año 2005 se estrenó la película El reino de los cielos (Kingdom of Heaven) dirigida por Ridley Scott.
Comienza un frío día, en una encrucijada de caminos en la cual se van a juntar dos destinos muy distintos de una misma persona. Mientras se prepara una fosa en la que depositar el cuerpo de una mujer que se ha suicidado, aparece un grupo de recién llegados de Tierra Santa. La mujer que va a ser enterrada, después de que el sacerdote que vigila ordene decapitar su cadáver, es el pasado y el presente de Balian. En el grupo de caballeros va Godofredo de Ibelin, el pasado y el futuro de Balian. ¿Quién es este personaje en el cual convergen dos realidades tan disímiles como son una hermosa suicida de belleza macabra y un guerrero cruzado? Es el herrero del pueblo, marido de la muerta e hijo bastardo del noble Godofredo de Ibelin. Ese mismo día, Balian, que ha perdido toda fe en el futuro, descubrirá su origen y llevado por las circunstancias decidirá ir a Tierra Santa donde el rey de Jerusalén Balduino IV ha intentado crear un mundo del espíritu, en el cual los fanatismos no tengan lugar, un reino de los cielos más que de muerte y de guerra.
No es misión de este comentario desvelar el argumento de El reino de los cielos, sino situarlo en las circunstancias que vieron nacer esta película de Ridley Scott, el cual se ha acercado en diversas ocasiones al mundo de la guerra (Black Hawk derribado, Gladiator, Los duelistas), o al enfrentamiento entre culturas (Black Rain).
El interés central de esta película está en el planteamiento más allá de los estereotipos del bien y del mal que han dirigido durante demasiados años la política maniquea de muchas potencias occidentales. Es cierto que la historia dio un giro radical después de los crueles atentados de las Torres Gemelas, o de la Estación de Atocha, o de otros muchos que han ido ensangrentando las noticias de cada día. El choque de civilizaciones se ha convertido en la explicación básica del mundo. Pero nada es tan simple como se quiere dar a entender.
Ridley Scott utiliza una metáfora medieval para demostrar que quizá las creencias religiosas no equivalen a unas posturas tan encontradas como parecen. En El reino de los cielos está el respeto que las culturas sienten entre sí, incluso enfrentadas en la guerra (por ello son tan importantes las alusiones al ideal caballeresco que impregnan varias escenas de la película, tanto entre cristianos como entre musulmanes), pero también está la locura de los que se creen por encima del bien y del mal y la avaricia de poder de otros. Ambas posturas son las que impiden que el reino de los cielos encuentre su lugar en la tierra.