EL TAROT DE LOS ILUMINADORES DE LA EDAD MEDIA
OSWALD WIRTH
(Fragmento)
¿Cómo es posible que un juglar haya sido el elegido para encabezar el tarot y, además, marcado con el número Uno que es el la Causa Primera? En el volumen VIII de su Mundo primitivo, Court de Gebelin afirma que la lección de este personaje es esencialmente de carácter filosófico. El universo visible es mágico y maravilloso; ¿podría no ser su Creador el ilusionista por excelencia, el gran Prestidigitador que nos deslumbra con sus malabarismos? La confusión y el remolino universal nos impiden ver la realidad. Estamos engañados por la apariencia producida por fuerzas en movimiento que son desconocidas para nosotros. Por lo tanto, la Primera Causa es un Mago, sin embargo, como esta Primera Causa se refleja en todas las cosas que son activas, el rasgo del tarot que lo abre, de una manera general, corresponde a todo principio de actividad. En el Universo, él es Dios, visto como el gran poder que provoca todo lo que está consumado en el Cosmos; en el hombre es el asiento de la iniciativa individual, el centro de percepción, de consciencia y de poder de la voluntad. Es el Ego llamado para construir nuestra personalidad, porque lo individual tiene la misión de crearse a sí mismo.
El principio de autocreación nos es mostrado en los rasgos de un joven delgado, esbelto y de gran agilidad. Se siente que el Mago no puede permanecer en reposo; juega con su varita mágica, monopoliza la atención de los espectadores y los encandila con sus continuos malabarismos y sus contorsiones, tanto como con la movilidad de sus expresiones faciales. Por otra parte, sus ojos brillan con inteligencia y tienen largas pestañas que acentúan su destello. El sombrero le da sombra con sus alas anchas, cuyas líneas dibujan la silueta de un 8 tumbado ∞. Este signo, que los matemáticos han utilizado como símbolo del infinito se encuentra también en el tocado de la Fuerza (arcano XI), y en la Esfinge de Astarté, tal y como la representa Pruse d’Avennes en Histoire de l’Art egyptien, impreso por Maspero y en Histoire ancienne des peuples de l’Orient Classique.
Se puede comparar este halo horizontal con la esfera viva hecha por la emanación de los pensamientos vivos desde la inteligencia. Llevamos alrededor de nuestro cielo mental la esfera que traza el sol de la Razón, el elíptico ∞, sujeto mediante los límites tan estrechos de aquello que es accesible para nosotros.