Cuando la única interpretación es el esperpento

Sobre Los chicos de las taquillas

de Ryu Murakami

6 ryu_murakami7_b26w5b15d

El desquiciamiento del mundo contemporáneo ha de ser expresado mediante el esperpento grotesco y cruel, el misterio de los cuerpos asesinados o la metáfora cercana al mito. El thriller es la estructura escogida por Natsuo Kirino en Out o en Grotesco; la metáfora aparece una y otra vez en las obras de Haruki Murakami (especialmente en Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y Kafka en la orilla), también Crónicas de una diosa de Natsuo Kirino podría responder a este esquema. La crueldad desmedida, el surrealismo que trocea tanto el cuerpo como la sociedad y lo deforme es el camino seguido por Ryu Murakami, hasta unos extremos exacerbados en textos como Azul casi transparente y Sopa de miso, más atenuado, y por ello más eficaz, en Los chicos de la taquillas.

8 Nagasakibomb            Posiblemente, Ryu Murakami sea uno de los autores japoneses en los que se hace más evidente la catástrofe que para su nación, y para el mundo, supuso la hecatombe atómica de Hiroshima y Nagasaki. Desde luego que el paisaje, la estética y los valores poéticos clásicos se han recuperado, pero aquellos que se acercan hasta ellos ya no miran con los mismo ojos. Nada puede ser igual después de las barbaridades cometidas por unos y otros desde la década de 1930 hasta agosto de 1945. Akira Kurosawa es un ejemplo de la generación inmediatamente anterior a la de los Murakami, que no son dos sino tres: Haruki, Ryu y Takashi (este es el más joven de los tres, nacido en 1962, y por lo tanto ya no perteneciente a la generación del Baby boom).

            Esa visión cruel del mundo nacido después de la posguerra se hace patente en la crudeza de novelas como Azul casi transparente, la cual gira en torno a las relaciones de un grupo de adolescentes japoneses con una base militar norteamericana; o Sopa de Miso, donde el psicópata gaijin produce muerte y destrucción allá por donde pasa. También en Los chicos de las taquillas aparece una antigua base militar estadounidense en la cual se almacenó una bomba química peligrosísima, hundida en el mar. Y el eco del desastre atómico está también en ese barrio de Tokio denominado Toxicentro, descrito casi como si fuese la cloaca por la que corren, hasta quedar detenidos, los peores desechos de la civilización moderna basada en el consumo y en la esclavitud autoasumida (de ello son el ejemplo más evidente los chaperos que comercian con su cuerpo en el Mercado)

En ese punto la carretera empezaba a descender suavemente hacia una parte de Tokio conocida como el Toxicentro, una zona contaminada justo en el centro de la ciudad. Unos cinco años antes, los peces y los pájaros se habían empezado a morir de repente en todo el barrio; los análisis mostraron un nivel anormal de cloro en el subsuelo, lo bastante alto como para causar erupciones en la piel de los que se expusieran a él, o daños en el hígado y el sistema nervioso de los que lo asimilaran. Se alertó a las mujeres embarazadas sobre el peligro de aborto y de malformaciones fetales. Pero no se dio ninguna otra explicación; nadie dijo cómo había podido llegar todo ese cloro al subsuelo, aunque hubo todo tipo de especulaciones. Dado que no había ninguna planta química en la zona, algunos decían que lo había derramado un camión cisterna al pasar. Se habló de vertidos ilegales, de prácticas de construcción chapuceras e incluso de alguna peculiar reacción química natural que se hubiera desencadenado a causa de la alta temperatura del suelo. Cualquiera que fuera la causa, el vertido no podía limpiarse con los medios habituales: no era soluble en agua, resultaba impermeable a los tratamientos de calor y ni siquiera podían usarse los microorganismos criados para alimentarse de residuos tóxicos. Al final, los responsables de Salud Pública consiguieron una subvención para realojar a los vecinos y la zona quedó clausurada.   Se cubrió el suelo con cemento, se rodeó todo el perímetro con alambre de espino y se habilitaron unas garitas de vigilancia.   Había dos teorías sobre por qué se había empezado a llamar a la zona Toxicentro: una, porque constituía un peligro para la salud, y la otra porque el área clausurada se convirtió en un semillero de delincuencia, especialmente para el tráfico de drogas. Los delincuentes habituales encontraron la forma de entrar y salir del Toxicentro a pesar de los guardias que patrullaban por el perímetro con trajes de protección; los policías iban armados con lanzallamas para disuadir a cualquiera que intentara entrar pero también, y sobre todo, para evitar que los vándalos desvalijaran la zona. Dado que cuando se descubrió la contaminación se hizo desalojar las viviendas dejando allí todo su contenido, las autoridades se temían que el barrio fuera presa de los saqueadores, así que difundieron el aviso de que los guardias prenderían fuego no sólo a los objetos contaminados sino a quienquiera que los llevara.

re            Ahora bien, el apocalipsis está por llegar. Y, la verdad, tal es el mundo descrito por Ryu Murakami, que hasta podemos entender perfectamente que una víctima de esa incivilización quiera arrasar con la vida

Los chicos de las taquillas habla de una serie de personajes, Hashi, Kiku y Anémona principalmente. Hashi y Kiku consiguieron sobrevivir cuando sus madres los abandonaron a las pocas horas de nacer, dejándoles encerrados en unas taquillas de consigna en la estación. Los primeros años en una institución para huérfanos, viviendo extraños experimentos psiquiátricos de cuya eficacia duda el lector desde un primer momento. Unos años de relativa tranquilidad en un hogar de adopción y finalmente una emancipación que lleva a uno de ellos, Hashi, a convertirse en una estrella de la música, más como producto comercial que como auténtico cantante. Así es descrita la fulgurante carrera Hacia el estrellato de Hashi.

9 los-chicos-de-las-taquillasEl señor D había movilizado a toda su compañía discográfica para el debut de Hashi como cantante, centrando el lanzamiento publicitario alrededor de sus sorprendentes orígenes. Con gran secreto, había comenzado el rodaje de un documental que se iba a emitir en Navidad. El programa, titulado provisionalmente Nacido en una taquilla, seguiría a Hashi desde el orfanato, mostrando su vida en la isla y sus experiencias como chapero en El Mercado. Pero el clímax iba a ser la reunión de Hashi con su madre, en directo y ante las cámaras, y para ello D había contratado ya a un detective privado que encontrara a la mujer. Nadie había contado nada de esto a Hashi.

            Kiku, sin embargo, terminará en un centro de reclusión por un crimen brutal.

            Todo lo que rodea a esta pareja de hermanos conduce hacia una visión distorsionada del mundo: el abandono en la taquilla, las primeras impresiones sensoriales de la existencia, el pueblo minero abandonado por el cual discurren sus años de niñez; las experiencias en ambientes de un homosexualismo degradante del ser humano, considerado como una mercancía más.

            ¿Qué decir de Anémona?

 Anémona había nacido diecisiete años antes, de la unión entre un empresario que fabricaba un conocido descongestionante nasal y una cantante infantil, que ahora tenía cuarenta años, a la que habían operado las cuerdas vocales para que nunca le cambiara la voz. Anémona era hija única y, a diferencia de la mayoría de los niños, cuya primera palabra suele ser «mama», designando a partes iguales «madre» y «comida», lo primero que dijo Anémona fue «linda». Y es que todos los días, desde que no era más que un bebé, todo el mundo a su alrededor le repetía constantemente «¡qué linda!».  

Triunfa como modelo y durante años su único compañero va a ser un cocodrilo que mantiene en su propia casa. Anémona será la compañera de Kiku cuando éste decide arrasar con el mundo.

Acerca de lamansiondelgaviero

Escritor y amante de la literatura. Obras publicadas en kindle: "Realismo mágico y soledad, la narrativa de Haruki Murakami", "Castillos entre niebla", "Amadís de Gaula, adaptación", "El tiempo en el rostro, un libro de poesía", Álvaro Mutis, poesía y aventura", "Edición y estudio de Visto y Soñado de Luis Valera" y mis últimas publicaciones "Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera", "El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de Roccanera", La gran conquista de ultramar, versión modernizada en cuatro volúmenes.
Esta entrada fue publicada en Haruki Murakami y Literatura Japonesa y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s