Presentación del libro
Juan Valera y Oriente. Miscelánea de textos orientalistas
Juan Valera es considerado como uno de los escritores más eruditos de su época. Sus intereses, de lo más variopinto, le llevaron, sin lugar a dudas, a serlo. Su mirada hacia el mundo, además de universalista, está cercana a la de un bibliófilo que no se centra en una cultura concreta, aquel para el cual un mundo no es suficiente. Esta pasión, la de los libros, fue aprendida del que fuera su mentor, Estébanez Calderón, tal y como se hace evidente en la relación epistolar establecida entre ambos. Todos los conocimientos de los que hace gala a lo largo de su producción, tanto narrativa como poética o ensayística, los fue adquiriendo a lo largo de un recorrido vital en el que el estudio se une a sus continuas lecturas, desarrolladas a lo largo de los muchos paisajes recorridos por su labor como diplomático,
o por la amplitud de su círculo de personas conocidas o grupos, entre los cuales se cuenta el movimiento teosófico, aunque no llegase a comprometerse directamente en él.
De todo lo anterior, surge una peculiar visión de la literatura, situada entre un realismo, que en algún momento se tiñe de un cierto espiritualismo romántico, y un modernismo adelantado a su tiempo. Así se desarrolla, desde tan vasta raíz, la labor de un escritor del siglo XIX cuya obra no es asimilable, del todo, a ninguno de los movimientos mencionados, aunque de todos ellos manifiesta sus correspondientes influencias o ecos.
De todos, tan numerosos, intereses culturales que muestra Juan Valera a lo largo de su recorrido vital, 1824-1905, y literario, la presente exposición se centrará en una serie de aspectos que giran alrededor de un núcleo desviado hacia Oriente, corazón de este estudio y miscelánea de textos. El concepto de Oriente se utiliza aquí desde su acepción estética, así que, más que tratar de una realidad, nos ocuparemos de un paisaje que es característico del exotismo, de la ficción tanto pictórica como literaria. Como tal, marca tres momentos de la producción de Juan Valera; el primero de ellos es su interés por el mundo musulmán, ejemplificado, sobre todo, en la traducción-versión de la obra de Adolf Friedrich von Schack, Poesía y arte de los árabes en Espada y Sicilia; el segundo su acercamiento a la cultura japonesa, en la recreación de dos cuentos tradicionales japoneses: “El pescadorcito Urashima” y “El espejo de Matsuyama”, cuyo origen está también en la traducción, en este caso de dos textos en inglés; y, por último, la India y el pensamiento teosófico, que es una forma de orientalismo, reflejados en la novela Morsamor y completado en otras obras. Planteadas las líneas básicas de esta exposición comencemos con un periplo que nos va a llevar hacia las tierras donde nace el sol. Confío en que sea tan provechoso como lo ha sido para el que esto escribe.