Quiero en este epígrafe trazar las líneas que generan una obra como es La gran conquista de Ultramar, fusión de varios textos a los que se ha ido haciendo referencia a lo largo de la presente introducción.
En el primer momento fue Historia rerum in partibus transmarinis gestarum, de Guillaume, arzobispo de Tiro, auspiciada por el rey Amalrico de Jerusalén y escrita entre 1170 y 1184. Narra la primera cruzada, hasta la masacre de los musulmanes en Jerusalén, abarca, por lo tanto, de 1096 a 1099.
La segunda fase tiene como título L’Estoire de Eracles empereur et de la conqueste de la terre d’Outremer, conocida como Eracles; es una traducción y ampliación, en francés, más casi una versión de la obra de Guillermo de Tiro, atribuida a Ernoul o a Bernardo el Tesorero. Llega hasta 1291, la fracasada y desgraciada cruzada del rey Luis de Francia. El Eracles es el texto base utilizado en el scriptorium de Alfonso X el Sabio para confeccionar La gran conquista de Ultramar, seguramente mal concluida durante el reinado de Sancho IV el Bravo.
Los compositores que tejieron La gran conquista de Ultramar utilizaron, además cinco cantos de cruzada traducidos desde el francés y prosificados. La Chanson d’Antioche y la Conquete de Jérusalem, atribuidos a Ricardo el Peregrino y anteriores a 1180; y dos textos del siglo XIII referidos a Godofredo de Bouillon y su linaje: Helías, con la historia del Caballero del Cisne, y las Enfances Godefroi de Bouillon. Además, también recurrieron, de una manera un tanto forzada, pues rompe del todo el desarrollo argumental a dos narraciones épicas de tema carolingio: Berte aux grans pies y Mainet.
Por lo que respecta a la transmisión textual de esta traducción y elaboración ordenada por Alfonso X el Sabio que es La gran conquista de Ultramar, hay que mencionar los manuscritos y la primera impresión de la obra. Se conservan cuatro códices parciales que no están lo suficientemente completos como para reconstruir la obra en su conjunto.
El códice primero, el más antiguo (en la Biblioteca Nacional de Madrid, número 1187, de 360 hojas), datado en la época de Sancho IV (muerto en 1295); fue utilizado por Menéndez Pidal para su Crestomatía de español medieval (1965); es el de mayor autoridad; se preparaba para la biblioteca del rey; sus hojas presentan abundantes huecos para miniaturas, el pergamino es de calidad, con amplios márgenes y lujosa decoración. En el colofón, se atribuye la obra al patrocinio de Sancho IV. En él se da gran importancia a todo lo relacionado con el linaje de Godofredo de Bouillon.
El segundo códice (Biblioteca Nacional de Madrid, número 1920) es de finales del siglo XIV o principios del XV. Contiene parte del libro III de La gran conquista de Ultramar. Incluye los episodios carolingios de Berta y Mainete. En el colofón, una aclaración del compilador, se atribuye la obra a la voluntad de Sancho IV. Deja claro que La gran conquista de Ultramar es una recopilación, aunque se afirma que la base central es el libro que hizo Recharte el Peligrino, cuya traducción el francés al castellano se realizó por orden de ese mismo monarca.
El tercer códice (Biblioteca Nacional de Madrid, número 2454) es del siglo XIV. Es el más literario; interesante especialmente por la ficción caballeresca del Caballero del Cisne. Corresponde al libro I, menos los cuarenta y seis capítulos del comienzo. En sus 131 primeros folios, de los 231 que lo forman, se contiene la Estoria del Cavallero del Çisne; aquí es muy interesante el término “estoria”, pues nos aleja de la noción de “leyenda”. El realizador de este códice está más interesado en las acciones de Godofredo de Bouillon como héroe protagonista de las gestas ultramarinas.
El códice cuarto (manuscrito de la Universidad de Salamanca, número 1698) se puede datar a mediados del siglo XV. Coincide con el códice más antiguo, salvo en la atribución final al cierre: “Mandó sacarla del francés al castellano Alfonso de Castilla, hijo del rey Fernando y la reina Beatriz”. De todos los ejemplares conservados de La gran conquista de Ultramar, solo dos mencionan al rey Alfonso como responsable de la obra, uno es este códice cuarto y el otro, el impreso de 1503, los dos más modernos.
La gran conquista de Ultramar impresa en Salamanca en 1503, en los talleres de Hans Giesser o Juan Gysser se basa en un manuscrito de unos ciento cincuenta años atrás, en torno a 1350. Este impreso es el único testimonio completo de la obra. Tiene tanto crédito como un manuscrito, aunque no presenta la forma exacta que, seguramente, tuvo la obra en el momento de su composición. La portada del impreso muestra un motivo heráldico, el escudo de armas de los Reyes Católicos; sobre él, el águila de San Juan, a ambos lados, el emblema “tanto monta”, y en la parte inferior izquierda el yugo, a la derecha, las flechas. Es el mismo grabado que va a utilizarse en la impresión del libro de caballerías titulado Florisando, de Páez de Ribera (Salamanca, Juan de Porras, 1510). Esta portada sugiere varias cuestiones para su reflexión. En primer lugar, la heráldica, cuya importancia artística se recuperará en el Renacimiento hispánico, nos hace enlazar con el papel de la monarquía y su protagonismo en relación a una crónica de este tipo. En segundo lugar, con tal portada nos situamos en el panorama del género editorial de los libros de caballerías que tanto debe a una obra como esta.