MI ULTIMA PUBLICACION: CASTILLOS ENTRE NIEBLA

Portada del libro CASTILLOS ENTRE NIEBLA

Portada del libro CASTILLOS ENTRE NIEBLA

Alejandro Montañés, protagonista de esta novela (si es que podemos afirmar que en una historia de este género puede hablarse de un único personaje principal), es un inspector de policía un tanto peculiar –todos los investigadores de ficción han de serlo-. Justo cuando en su vida parecía que ya estaba todo encarrilado hacia una tan prometedora como insulsa trayectoria profesional como investigador y profesor universitario, justo entonces decidió abandonar el seguro espacio de las bibliotecas y cambiarlo por las calles. Sin embargo, siempre retornará, en sus noches solitarias, pues su novia está lejos, a los papeles y a la caligrafía de textos escritos años o siglos atrás, a historias aparentemente ajenas a las terribles circunstancias vitales de algunos seres que encuentra en su camino.

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            ¿Por qué Castillos entre niebla?

            Hay días en los meses de invierno en Zaragoza en los cuales no existe una línea de horizonte pues el mundo se desdibuja entre la niebla, y las arboledas cercanas a la ribera del Ebro son como presencias fantasmagóricas.

            Entre esa niebla, que también es la del pasado, surgen recuerdos o personas concretas. Estos son los castillos, porque Alejandro Montañés ve la vida desde las páginas que tuvo que leer una y otra vez, porque su mundo fue el de los libros, aunque para él, la existencia siga pareciéndose a ese libre recorrer el mundo del caballero andante. Un camino jalonado de castillos en los que descansar, amar, seguir luchando o recordar.

            Es muy frecuente que en una novela de género policiaco, criminales e investigadores compartan protagonismo con el espacio que les rodea. En Castillos entre niebla no podía ser de otra forma.

            He querido que Zaragoza esté presente en esta historia porque sin su espacio, la persona no es nada cuando cada calle, monumento o paisaje marcan lo que ha sido su vida. Los recuerdos, y esto es la vida, están guardados en aquellos rincones a los que nos gusta regresar una y otra vez.

  Existía un lugar en Zaragoza en el cual el tiempo y su nombre parecían haberse detenido muchos años atrás. Una fría mañana de noviembre aparece el cuerpo de un hombre asesinado. Otras muertes seguirán a esta.

            El inspector de policía encargado del caso es Alejandro Montañés. Acaba de regresar a su Zaragoza natal después de haber permanecido durante diez años destinado en el Servicio de Exterior. La investigación se convierte para él en una indagación en su propio pasado, un necesario recorrer caminos que ya le eran conocidos, y en un volver a encontrarse con personas que estuvieron antes en su vida; indagaciones y encuentros que van a ser necesarios para sentir como suyo un territorio que ya lo fue.

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Hacía siglos que los lobos no aullaban en aquel paraje que, pese a su cercanía, estaba apartado de los ruidos de la ciudad. También habían desaparecido las jaurías de perros semisalvajes que se adentraban por el barrio, asustando con sus gruñidos y continuas peleas a los escolares en el amanecer de los días de invierno. Todo se sentía alejado en el tiempo, como si de un relato mítico se tratase. Cantalobos se llamaba aquel territorio cubierto por la humedad de la bruma que ascendía procedente de las orillas del río Ebro.

Era noviembre. La ligera brisa de la medianoche sonaba en el suelo alfombrado con las hojas caídas de los chopos. A lo lejos se rompían las luces de una ciudad que había crecido demasiado en los últimos años. Focos tan lejanos que limitaban una frontera con aquel dominio salvaje que Zaragoza todavía no se había atrevido a colonizar.

La corriente del río transcurría suavemente, arrancando de las piedras de la orilla una música siempre distinta en su repetición. Más allá todo era silencio en aquella noche fría de principios de noviembre. La niebla se iba extendiendo entre los grises troncos de los chopos con marcas de eternos corazones de amores ya olvidados.

Nada de todo aquello sentía aquel cuerpo tendido entre raíces y barro. Si la noche hubiese tenido luna, quizá se podría haber reflejado en el charco de sangre oscura que cubría las hojas marchitas, improvisado lecho fúnebre.

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Para terminar, os dejo un link que corresponde a un álbum de fotografías con las tomas de mi ciudad, Zaragoza, preparado especialmente a propósito del libro.  Ciertos lugares mencionados por el protagonista en la novela.

http://es.calameo.com/read/00303720496db8269c855?authid=jGaiB5anVZKs

Acerca de lamansiondelgaviero

Escritor y amante de la literatura. Obras publicadas en kindle: "Realismo mágico y soledad, la narrativa de Haruki Murakami", "Castillos entre niebla", "Amadís de Gaula, adaptación", "El tiempo en el rostro, un libro de poesía", Álvaro Mutis, poesía y aventura", "Edición y estudio de Visto y Soñado de Luis Valera" y mis últimas publicaciones "Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera", "El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de Roccanera", La gran conquista de ultramar, versión modernizada en cuatro volúmenes.
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2 respuestas a MI ULTIMA PUBLICACION: CASTILLOS ENTRE NIEBLA

  1. Javier dijo:

    Magnífica novela. Te atrapa desde la primera página…

  2. Pingback: Los cuerpos extraños de Lorenzo Silva | La Mansión del Gaviero

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