UNA PRIMERA VERSIÓN DEL CUENTO DEL PESCADORCITO URASHIMA
Las primeras versiones que se encuentran de la historia de Urashima se pueden situar hacia el siglo VIII . En Tango no kuni Fudoki, -en esta obra se intentan justificar los lugares y las etimologías topográficas partiendo de la relación de una divinidad, o de algún elemento sobrenatural, con el lugar concreto que se está explicando; en concreto, la obra desarrolla los topónimos de Tango, lugar donde se desarrolla la aventura maravillosa de Urashima-. También en el Nihonshoki y en una versión antigua que pertenece al Manioshu.
En la colección de poemas japoneses titulada Manioshu (edición española por Cabezas 1980) se localiza una obra titulada «Balada de Urashima»; pertenece al tercer período de poemas recogidos en el Manioshu (710-733). Está atribuida a Mushimaro de Takahashi (poeta de comienzos de la época de Nara), conocido fundamentalmente por sus romances lascivos. Esta balada comienza con una referencia directa al tiempo del propio autor, y a su lugar
En primavera, los días que hace niebla, cuando contemplo en playa Suminoe cómo se mecen los barquitos pesqueros siempre recuerdo esta historia de antañoSigue la narración propiamente dicha de la historia de Urashima. Siguiendo con la estructura clásica del relato tradicional, el autor nos presenta en un primer momento el lugar, el personaje y una actividad cotidiana
En Mizunoe hubo un joven, Urashima, que fue a pescar bonitos y besugos.Tanto avanzó en el mar, que llegó a su confín. Allí se encontró con la hija del dios del mar
Se declararon y hubo consentimiento; con que juraron y fuéronse los dos al reino eterno, entrando en el palacio del dios del mar, y enlazadas sus manos vivieron juntos en una extraña alcoba.Se encuentran aquí una serie de elementos que contribuyen a dar el tono típico de narración de carácter maravilloso: la inmediatez del amor y la consumación de este en una extraña alcoba, sin olvidar, por supuesto, la presencia del reino eterno y el palacio del dios del mar. Estos dos últimos elementos también aparecen mencionados en El pescadorcito Urashima, donde la concepción temporal en el reino maravilloso varía radicalmente respecto a la visión realista del tiempo. El reino maravilloso es el lugar de lo eterno pues «no envejecían, ni habían de morir». En esta situación de felicidad, Urashima, que por primera vez aparece calificado de «insensato», le habla del mundo humano a su esposa
Sólo un momento volver quisiera a casa, contarle todo a mi padre y mi madre para volver mañana mismo aquí.Y la esposa lo consiente, pero le impone una condición
Si volver quieres al país inmortal, y como ahora vivir siempre conmigo ¡que no destapes este cofre jamás!Todo ello lo jura Urashima. Cuando llegó a la playa de Suminoe, descubre que nada es como él lo había dejado; el autor se vale de la repetición para causar una mayor extrañeza en el receptor y a la vez crear un ritmo, tal y como sucederá en la versión-traducción de Juan Valera.
Miró a su casa, pero no vio su casa. Miró a su pueblo, pero no vio su pueblo.En ese momento y por mediación del mismo pensamiento del personaje, nos enteramos de que, según su propia concepción del tiempo, sólo han transcurrido tres años desde el momento de su partida.
Se le plantea la duda y con ella, la tentación, que no vence, de abrir la caja que le diera su esposa
<Tal vez con sólo abrir esta cajita, volverá a estar mi casa en su lugar>. Y entreabriendo el espléndido cofre, vio que salía un humo blanquecino y que flotaba hacia el reino inmortal. Echó a correr, gritó, movió su manga, se revolcó, pisoteó de rabia, pero al instante perdió el conocimiento.Y allí donde la prosa y el cuento dan una explicación a todo lo sucedido, nos encontramos con un final que simplemente queda, sin que el receptor llegue a conocer realmente lo que ha sucedido
Su joven piel quedó llena de arrugas. Su pelo negro encaneció al momento, y poco a poco su aliento se cortó, y finalmente quedó muerta su vida.Así como al comienzo se hacía una referencia al presente del receptor y del autor, el final coincide con esta fórmula, pues
En Mizunoe se ven aún las ruinas De la casa de Urashima.Y la enseñanza moral presente en la antiestrofa
Debiste vivir una infinitud y por razón de tu corazón… ¡qué loco eres tú!Donde la presencia del tema de la insensatez de Urashima vuelve a quedar patente.
Takagi (2004) en la interpretación psicoanalítica que hace de los monogatari plantea una serie de cuestiones bastante interesantes respecto a El pescadorcito Urashima. Es evidente que hay cierta inmadurez en Urashima. En las diferentes versiones, y entre ellas destaca la de Juan Valera, Urashima es un imbécil que pierde la eternidad por la nostalgia, vive una situación de dependencia hacia la madre, como demuestra la añoranza que siente a los tres días de estar en el reino del mar con la princesa Otohime. La pasividad de Urashima, y por tanto su incapacidad de actuar, de hacerse con las riendas de su vida, también se observa en que es la mujer, que previamente era la tortuga, la que toma la iniciativa al proponer el matrimonio a Urashima.
Según Kawai, como ha definido C.G. Jung, la tortuga es el símbolo de la masa confusa inicial en la alquimia. Es el mundo donde la división de materias todavía no ha tenido lugar y la construcción del ego está por empezar, y es el carácter de la Gran Madre que puede dar o quitar igualmente la vida. Si Urashima ha sido capturado por esta princesa tortuga y no supo reconducir su suerte por su propia voluntad, no era posible evitar que por una acción insignificante, como abrir una caja, su vida se esfumara (Takagi 2004: 122).
Otro aspecto sumamente interesante es la presencia del mar como frontera con lo maravilloso. La unión del mar con la mitología japonesa comienza en las primeras manifestaciones culturales japonesas. Ya en el Kojiki (Crónica de las cosas antiguas) el mar se convierte en el origen del Japón. Posteriormente, desde ese planteamiento mitológico, el mar llega hasta algunas de las tradiciones japonesas, uno de los casos más claros de ello este texto.
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