La segunda resurrección de Cristo

Mirada_de_Cristo(La segunda venida de Cristo. La resurrección del Cristo que mora en tu interior I. Paramahansa Yogananda. Self-Realization Fellowship. Los Angeles. 2011)

 La conciencia crística es un sentimiento que trasciende las manifestaciones culturales religiosas. Así queda puesto de manifiesto en La segunda venida de Cristo de Paramahansa Yogananda.

La espiritualidad oriental ha marcado profundamente la interpretación mística occidental; tal hecho se hace evidente en el siglo XIX, con la creación del movimiento teosófico desde la personalidad de Helena P. Blavatsky. Otro hito fundamental al respecto es el desarrollo del Martinismo contemporáneo desde el grupo de Lyon que, siguiendo las enseñanzas del Maestro Philippe de Lyon, se unió alrededor de la figura del Dr. Encausse, Papus.

            La meditación como acercamiento a la profundidad del ser humano desde el sumergirse en una primera oscuridad de la autoconciencia –no para buscar un vacío que el propio Paramahansa Yogananda señala como peligroso- es uno de esos frutos que llegan desde el Oriente, confirmando el adagio Ex Oriente Lux.

            Con todo, los sistemas asiáticos pueden resultar sumamente alejados para aquel que busca en las fuentes más puras del Cristianismo. Sin embargo, Paramahansa Yogananda realiza en esta obra un acercamiento a los textos evangélicos desde una interpretación oriental, que no orientalista –nadie busque en una obra como esta una estética de este tipo.

 Yogananda            Yogananda, por otra parte, entra en el análisis de los Evangelios cristianos desde el texto más espiritual, el más esotérico, el que más resuena en las profundidades del buscador sincero, el Evangelio de san Juan. Las palabras del apóstol son una interpretación de la Creación, señales en las que la esencia de la divinidad se sitúa en lo más hondo de lo humano. Por ello los conceptos, tanto hinduistas como cristianos, que Paramahansa Yogananda pone en contacto, no se oponen sino que se aclaran mutuamente: la reencarnación, que en sus principios era aceptada por el cristianismo; el karma como sistema de justicia que acabará por conducir lo creado hasta el Creador; o maya, la definición de nuestro mundo físico y psíquico como una mera ilusión.

 Prólogo del Evangelio según San Juan (traducción de la Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer)

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios.

Ella estaba en el principio junto a Dios.

Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada. Lo que se hizo

en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres,

y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron”.

Cristo_en_el_DesiertoEl autor va analizando, desde esta afirmación de Juan, las palabras de los Evangelistas para conducirnos hacia la visión de la esencia divina que realmente es el ser humano.

            La segunda llegada de Cristo es “la resurrección del Cristo” que mora en el interior de cada elemento constituyente de la Creación. El ser humano, dotado de una inteligencia emanada desde el soplo de lo divino, es especialmente responsable de ese proceso de resurrección que, en definitiva, es el reconocimiento de la existencia de la mirada crística en nuestro Ser Verdadero.

            Desde la inteligencia dualista del ser humano se produce la disociación entre Espíritu y Dios, el cual viene a ser la creación cultural que origina divergencias en la interpretación del mundo. Ha de llegar el momento en que ese concepto verbal que es Dios se transforme en la cúspide de la pirámide que todo hombre espiritual verdadero asciende por sus diferentes caras para confluir, tal como dijo Ibn Arabi, en un punto en el que Om y Amén se fusionan en un sonido único que es el de la totalidad.

JESUS                                   En estos términos comenta Paramahansa Yogananda a Juan I: 50-51

“Cuando Jesús le dijo a Natanael [que también puede ser Bartolomé el Apóstol] que vería <el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre>, le hacía una promesa: que el hombre, por herencia divina, puede recuperar la omnisciencia de la percepción espiritual y, asimismo, experimentar el cielo y sus maravillas, aquí y ahora. El hijo del hombre –la conciencia y el cuerpo humanos- se ha disociado de su esencia celestial a causa de su identificación con el mundo físico. Sin embargo, Jesús dio a entender que todos aquellos que sintonicen su ser físico con su Ser espiritual percibirán el mundo astral y trascenderán la conciencia de las limitaciones físicas”.

Y esa trascendencia radica fundamentalmente esa técnica que, progresivamente a lo largo del siglo XX, Occidente ha ido recordando por sus contactos con Oriente; la meditación.

            Otro acercamiento sumamente interesante a este tipo de oración lo encontramos en otra de esas mentes que rompieron las fronteras entre Levante y Poniente, durante muchos siglos distorsionadas; se trata de Alice A. Bailey, en Cartas sobre meditación ocultista donde leemos

Desembocadura_río_Gállego“A su debido tiempo, el cuerpo causal palpitará, irradiando internamente una fulgurante llama interna, que gradualmente se abrirá camino del centro a la periferia. Luego horadará esa periferia, utilizando el cuerpo (el producto de millares de vidas de dolor y esfuerzo) como combustible para sus llamas. Consumirá todo; ascenderá hasta la Tríada y (convirtiéndose en uno con Ella) la llama será reabsorbida en la conciencia espiritual y llevará con ella -empleando el calor como símbolo- una intensidad de calor, cualidad de color o vibración que antes no poseía”.

Las aguas que un día fueron turbulentas
y lavaron de maleza la ribera
hoy son transparentes, como un espejo
sólo roto por el salto de la carpa dorada
que saluda al sol del amanecer.
Dos realidades, el bosque y su reflejo;
dos ojos que contemplan las ondas
extendiéndose por la superficie.
Círculos concéntricos que avanzan
desde un centro hasta desaparecer.
Dos ojos miran
el bosque, el espejo, la carpa,
las ondas, nada y todo.
 
                               Hugo de Rocanegra

Reflejos_Antonio_Joaquín_González

Acerca de lamansiondelgaviero

Escritor y amante de la literatura. Obras publicadas en kindle: "Realismo mágico y soledad, la narrativa de Haruki Murakami", "Castillos entre niebla", "Amadís de Gaula, adaptación", "El tiempo en el rostro, un libro de poesía", Álvaro Mutis, poesía y aventura", "Edición y estudio de Visto y Soñado de Luis Valera" y mis últimas publicaciones "Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera", "El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de Roccanera", La gran conquista de ultramar, versión modernizada en cuatro volúmenes.
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3 respuestas a La segunda resurrección de Cristo

  1. Siendo cierto que el alma puede trascender su realidad física y que «el Cielo puede abrirse» encima de nosotros, también es verdad que seguir la palabra de Jesucristo proporciona un gran bienestar aquí y ahora. La alegría del Evangelio es una realidad constatable.

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