Antonio Joaquín González
Presentación del libro
Parto del principio de que La gran conquista de Ultramar es un edificio en letras, equivalente a una catedral medieval, siempre cambiando, conforme a los tiempos, sugiriendo distintas interpretaciones, mostrando a los siglos elementos que se ocultaron con los días, las inclemencias y las desidias de los hombres. En buena medida, me he sentido con este trabajo como un restaurador ante piedras a las que hay que liberar del peso de los años para que vuelvan a lucir atractivas ante sus nuevos visitantes. Por fortuna, no me he visto ante la disyuntiva de borrar parte de lo antiguo; La gran conquista de Ultramar en sus formas manuscrita, impresa y modernas están ahí, cada vez acompañadas por mejores estudios, aunque, por desgracia casi olvidada para los lectores no especialistas. A ellos me dirijo, para animarlos a recorrer un libro que es de aventuras y la expresión de toda una época. No he realizado un estudio exhaustivo, para eso hay investigadores que tienen más facilidades a la hora de desarrollarlo; por eso, en la introducción presento, sin más, algunas pinceladas que más buscan sugerir que sentar cátedra.
Esta empresa que ahora está a punto de ser concluida se comenzó en el tiempo del gran espanto, un tiempo de oscuridad, silencios temerosos, sirenas y cifras de muertos; un tiempo que también supuso cruzar un valle de tristeza; ojalá las lágrimas hayan contribuido a dejar limpiar algunas palabras; pero también un momento de luz, pues quiero firmar el punto final de este trabajo con el sol de Córdoba alumbrando todavía mi casa.
Lector, querría llamarte amigo o hermano, ojalá este libro te aporte tanto como a mí me ha dado.
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