El Noventa y tres de Victor Hugo

Miradas hacia la Revolución

Noventa_ y_tres_Victor_HugoIncluso en las peores épocas de la historia de la humanidad ha de quedar una puerta abierta a la lealtad, al amor, al honor y a la valentía. Así, desde esta perspectiva, Victor Hugo desarrolla su novela Noventa y tres cuyo argumento discurre durante el levantamiento de La Vendée contra el gobierno revolucionario de París.

            He de confesar que este libro me ha conmovido y mucho, hasta las lágrimas. En él he encontrado a ese Victor Hugo que es ensalzado en toda su humanidad por el escritor ecuatoriano decimonónico Juan Montalvo, el cual en su tiempo también se sobrecogió ante esta figura inmensa de las letras francesas.

Victor_Hugo_ante_el_mar

            Me sorprende la visión que Victor Hugo transmite de la Revolución; así lo pensé en un primer momento; pero no, no hay ningún elemento discordante entre lo narrado en Noventa y tres y el espíritu defensor de la Libertad que él representa.

            Así define Victor Hugo la Revolución

“Al mismo tiempo que desprendía revolución, esa asamblea producía civilización. Era horno, pero también forja. En esa cuba donde hervía el terror fermentaba el progreso. De ese caos de sombras y esa tumultuosa fuga de nubes salían inmensos rayos de luz paralelos a las leyes eternas. Esos rayos han quedado en el horizonte, visibles para siempre en el firmamento de los pueblos: son la justicia, la tolerancia, la bondad, la razón, la verdad, el amor” así sigue y de sus palabras se desprende esa ambivalencia que encontramos en Victor Hugo, cuyo aliento está representado tanto en este libro como en Los Miserables.

            Para Cimourdain, la revolución es un hecho religioso, así lo expresa cuando se presenta ante los realistas encabezados por el Marqués de Lantenac:

“Sí, sois mis hermanos. Sois pobres hombres descarriados. Soy vuestro amigo. Soy la luz y hablo a la ignorancia. La luz contiene siempre fraternidad. Por lo demás, ¿acaso no tenemos todos la misma madre, la patria? Pues bien, escuchadme. Sabréis más tarde, o lo sabrán vuestros hijos, o los hijos de vuestros hijos, que todo lo que se hace en este momento se hace para cumplir las leyes de arriba y que lo que hay en la revolución es Dios. Mientras llega el momento en que todas las conciencias, inclusive las vuestras, comprenderán, y en que todos los fanatismos, inclusive los nuestros, desaparecerán, hasta que se haga esa gran claridad, ¿nadie se compadecerá de vuestras tinieblas? Vengo a vosotros y os ofrezco mi cabeza; hago más: os tiendo la mano”.

Si algo aparece representado cuando no desde el desprecio, sí desde la frialdad del documento historiográfico, es el arribismo, la inhumanidad, los materialistas que aprovechan las circunstancias para ascender políticamente: Marat, Robespierre, Danton parecen figuras esperpénticas en su realidad, un esperpento más cercano a la deformación grotesca que a lo sentimental, porque también la descripción de Cimourdain lo es; sin embargo su contenido patético es mucho mayor y cala más hondo en el ánimo del lector. Lo siento; si no fuese una osadía por mi parte, pediría perdón a Bajtin, porque considero que el aristocratismo en la literatura también ha dado sus frutos y, en estos tiempos de gargantúas, pantagrueles y turistas borrachos, no está de más recordar que, algunas veces, cuando un mundo se está destrozando, quedan espíritus que en libertad plena y más allá del sacrificio propio, se mantienen fieles a sí mismos y hacen que la existencia no Grabado_de_Noventa_y_tres._Victor_Hugosea un mero estercolero que algunas veces aparenta. Aquí me refiero al retrato que de la nobleza hace Víctor Hugo en esta novela, aunque, por mucho que me hayan sobrecogido los retratos de Lantenac y de Gauvain, también recuerdo al mendigo, a la madre, a los niños, a los defensores realistas, a los voluntarios del Batallón del Gorro Frigio, tanto como al sacerdote, mártir de una visión del mundo que hoy calificaríamos como la de un enfermo de morbosidad, pero que se explica perfectamente en un paisaje como el retratado en Noventa y tres.

Desde el primer momento el paisaje descrito nos sitúa en un ambiente en la frontera de la belleza y de lo espantoso; así podemos leer este fragmento en el que la semántica del locus amoenus se funde con la del locus terribilis

“Era trágico el bosque de la Saudraie. Allí en el mes de Noviembre de 1792, había empezado la guerra civil sus grandes crímenes; de la espesura funesta de este bosque había salido Mousqueton, el cojo feroz; hacía erizar los cabellos de horror la cantidad de asesinatos que se habían cometido en él. No hay lugar que inspire más terror. Avanzaban los soldados con gran precaución. Todo estaba cubierto de flores; alrededor una pared temblorosa de ramas de donde se desprendía la encantadora frescura de las hojas; rayos de sol pasaban aquí y allá en medio de esas tinieblas verdes; en el suelo, el gladíolo, el lirio de los pantanos, el narciso de los prados, la retama, pequeña flor que anuncia el buen tiempo, el azafrán de primavera, bordaban y guarnecían una espesa alfombra de vegetación, en donde se encontraban todas las formas del musgo, desde el que se parece a la oruga, hasta el que se parece a la estrella. Seguían los soldados su marcha paso a paso, en silencio, apartando con cuidado los zarzales. Trinaban los pájaros encima de las bayonetas”.

            La misma fusión entre beatitud y crueldad que encontramos en este otro fragmento:

“Por encima del oscuro combate entre lo falso y lo relativo en las profundidades del alma, había aparecido de improviso la faz luminosa de la verdad.

       Súbitamente había intervenido la fuerza de los débiles.

       Se habían visto triunfantes tres pobres seres apenas nacidos, inconscientes, abandonados, huérfanos, solos, balbucientes, risueños, teniendo contra sí la guerra civil, el talión, la horrible lógica de las represalias, el asesinato, la matanza, el fratricidio, la rabia, el odio, todas las gorgonas en una palabra; se había visto abortar el plan de un infame incendio, encargado de cometer un crimen; se habían visto desconcertadas y burladas atroces meditaciones; se habían visto desvanecerse y disiparse la antigua ferocidad feudal, el añejo desprecio inexorable, lo pretendida experiencia de las necesidades de la guerra, la razón de Estado, todas las arrogantes preocupaciones de la vejez cruel, ante la mirada de los ojos azules e inocentes de los que todavía no han vivido: cosa natural, pues los que no han vivido no han hecho ningún mal, son la justicia, la verdad, el candor; y en los niños pequeños están como compendiados los inmensos ángeles del cielo.

Hugo_G_et_Jeanne_à_Villequiers       Espectáculo útil, y al mismo tiempo lección y consejo. Los combatientes frenéticos de una guerra sin cuartel habían visto levantarse en frente de todos los delitos, de todos los atentados, de todos los fanatismos, del asesinato, de la venganza que atiza las hogueras, de la muerte que llega con la tea en la mano, de la enorme legión de los crímenes, un poder omnipotente: el de la inocencia.

       Y la inocencia había vencido.”

            Aunque no siempre el idealismo triunfa

“Gauvain llegó al pie del cadalso y subió seguido del oficial que mandaba los granaderos. Allí se desciñó la espada y la dio al oficial; después se quitó la corbata y la entregó al verdugo.

       Parecía una visión celeste: jamás había estado más hermoso: sus cabellos castaños flotaban a merced del viento: no era costumbre entonces cortarse el pelo; su cuello blanco recordaba el de una mujer, y su mirada heroica y soberana hacía pensar en un arcángel. Estaba en el cadalso pensativo: aquel lugar es también una cima y sobre ella aparecía Gauvain en pie, magnífico y sereno, envuelto por los rayos del sol como en una aureola de gloria.

       Era preciso, sin embargo, atar al paciente, y al efecto acudió el verdugo con una cuerda en la mano.

       En aquel momento los soldados, al ver a su comandante próximo a ser puesto bajo la cuchilla, no pudieron contenerse. El corazón de aquellos guerreros estalló y oyose una cosa enorme; los sollozos de un ejército. Levantose un clamor general diciendo: ¡perdón, perdón! Algunos cayeron de rodillas; otros soltando los fusiles levantaron los brazos hacia la plataforma, donde estaba Cimourdain. Un granadero gritó, señalando la guillotina: -¿se reciben ahí sustitutos? Aquí estoy yo-. Todos repetían frenéticamente: ¡perdón, perdón! y aquel grito, oído por leones, les hubiera conmovido ó espantado, porque las lágrimas de los soldados son terribles.

       El verdugo se detuvo no sabiendo qué hacer”.

Ilustración_Pinkisevich_para_obras_de_Victor_HugoY aquí está ese Victor Hugo que, más allá de su espíritu de lucha sin cuartel contra la injusticia, consigue conmover en la inocencia.

Publicado en Literatura universal | Deja un comentario

La segunda resurrección de Cristo

Mirada_de_Cristo(La segunda venida de Cristo. La resurrección del Cristo que mora en tu interior I. Paramahansa Yogananda. Self-Realization Fellowship. Los Angeles. 2011)

 La conciencia crística es un sentimiento que trasciende las manifestaciones culturales religiosas. Así queda puesto de manifiesto en La segunda venida de Cristo de Paramahansa Yogananda.

La espiritualidad oriental ha marcado profundamente la interpretación mística occidental; tal hecho se hace evidente en el siglo XIX, con la creación del movimiento teosófico desde la personalidad de Helena P. Blavatsky. Otro hito fundamental al respecto es el desarrollo del Martinismo contemporáneo desde el grupo de Lyon que, siguiendo las enseñanzas del Maestro Philippe de Lyon, se unió alrededor de la figura del Dr. Encausse, Papus.

            La meditación como acercamiento a la profundidad del ser humano desde el sumergirse en una primera oscuridad de la autoconciencia –no para buscar un vacío que el propio Paramahansa Yogananda señala como peligroso- es uno de esos frutos que llegan desde el Oriente, confirmando el adagio Ex Oriente Lux.

            Con todo, los sistemas asiáticos pueden resultar sumamente alejados para aquel que busca en las fuentes más puras del Cristianismo. Sin embargo, Paramahansa Yogananda realiza en esta obra un acercamiento a los textos evangélicos desde una interpretación oriental, que no orientalista –nadie busque en una obra como esta una estética de este tipo.

 Yogananda            Yogananda, por otra parte, entra en el análisis de los Evangelios cristianos desde el texto más espiritual, el más esotérico, el que más resuena en las profundidades del buscador sincero, el Evangelio de san Juan. Las palabras del apóstol son una interpretación de la Creación, señales en las que la esencia de la divinidad se sitúa en lo más hondo de lo humano. Por ello los conceptos, tanto hinduistas como cristianos, que Paramahansa Yogananda pone en contacto, no se oponen sino que se aclaran mutuamente: la reencarnación, que en sus principios era aceptada por el cristianismo; el karma como sistema de justicia que acabará por conducir lo creado hasta el Creador; o maya, la definición de nuestro mundo físico y psíquico como una mera ilusión.

 Prólogo del Evangelio según San Juan (traducción de la Biblia de Jerusalén. Desclée de Brouwer)

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la palabra era Dios.

Ella estaba en el principio junto a Dios.

Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada. Lo que se hizo

en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres,

y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron”.

Cristo_en_el_DesiertoEl autor va analizando, desde esta afirmación de Juan, las palabras de los Evangelistas para conducirnos hacia la visión de la esencia divina que realmente es el ser humano.

            La segunda llegada de Cristo es “la resurrección del Cristo” que mora en el interior de cada elemento constituyente de la Creación. El ser humano, dotado de una inteligencia emanada desde el soplo de lo divino, es especialmente responsable de ese proceso de resurrección que, en definitiva, es el reconocimiento de la existencia de la mirada crística en nuestro Ser Verdadero.

            Desde la inteligencia dualista del ser humano se produce la disociación entre Espíritu y Dios, el cual viene a ser la creación cultural que origina divergencias en la interpretación del mundo. Ha de llegar el momento en que ese concepto verbal que es Dios se transforme en la cúspide de la pirámide que todo hombre espiritual verdadero asciende por sus diferentes caras para confluir, tal como dijo Ibn Arabi, en un punto en el que Om y Amén se fusionan en un sonido único que es el de la totalidad.

JESUS                                   En estos términos comenta Paramahansa Yogananda a Juan I: 50-51

“Cuando Jesús le dijo a Natanael [que también puede ser Bartolomé el Apóstol] que vería <el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre>, le hacía una promesa: que el hombre, por herencia divina, puede recuperar la omnisciencia de la percepción espiritual y, asimismo, experimentar el cielo y sus maravillas, aquí y ahora. El hijo del hombre –la conciencia y el cuerpo humanos- se ha disociado de su esencia celestial a causa de su identificación con el mundo físico. Sin embargo, Jesús dio a entender que todos aquellos que sintonicen su ser físico con su Ser espiritual percibirán el mundo astral y trascenderán la conciencia de las limitaciones físicas”.

Y esa trascendencia radica fundamentalmente esa técnica que, progresivamente a lo largo del siglo XX, Occidente ha ido recordando por sus contactos con Oriente; la meditación.

            Otro acercamiento sumamente interesante a este tipo de oración lo encontramos en otra de esas mentes que rompieron las fronteras entre Levante y Poniente, durante muchos siglos distorsionadas; se trata de Alice A. Bailey, en Cartas sobre meditación ocultista donde leemos

Desembocadura_río_Gállego“A su debido tiempo, el cuerpo causal palpitará, irradiando internamente una fulgurante llama interna, que gradualmente se abrirá camino del centro a la periferia. Luego horadará esa periferia, utilizando el cuerpo (el producto de millares de vidas de dolor y esfuerzo) como combustible para sus llamas. Consumirá todo; ascenderá hasta la Tríada y (convirtiéndose en uno con Ella) la llama será reabsorbida en la conciencia espiritual y llevará con ella -empleando el calor como símbolo- una intensidad de calor, cualidad de color o vibración que antes no poseía”.

Las aguas que un día fueron turbulentas
y lavaron de maleza la ribera
hoy son transparentes, como un espejo
sólo roto por el salto de la carpa dorada
que saluda al sol del amanecer.
Dos realidades, el bosque y su reflejo;
dos ojos que contemplan las ondas
extendiéndose por la superficie.
Círculos concéntricos que avanzan
desde un centro hasta desaparecer.
Dos ojos miran
el bosque, el espejo, la carpa,
las ondas, nada y todo.
 
                               Hugo de Rocanegra

Reflejos_Antonio_Joaquín_González

Publicado en Espiritualidad | Etiquetado , , , , , , , , , , , , , , | 3 comentarios

Underground de Haruki Murakami

Apocalipsis en el subterráneo

El año 1995 marcó la historia contemporánea japonesa con dos acontecimientos terribles. Uno de ellos, el terremoto que asoló la provincia de Kantô, especialmente la ciudad de Kôbe. Desde este desastre natural surge un libro de cuentos de Haruki Murakami, Después del terremoto (2000).

            El otro hecho nefasto sucedió el 20 de marzo. Tokio sufrió un ataque terrorista. Un grupo de fanáticos atentó en el Metro utilizando gas Sarín.

Tokyo_subway           El gas Sarin es un veneno desarrollado por científicos alemanes en la década de 1930 fue utilizado en la guerra Iraq-Irán. Su apariencia, en estado líquido, es incolora, transparente e inodora. Afecta al sistema nervioso y produce la muerte por incapacidad para seguir respirando.

            El atentado causó daños a 1100 ciudadanos, a cincuenta de ellos graves, y 13 muertos. La secta Aum Shinrikyo, en la que recayó la responsabilidad del hecho, ya había actuado el 27 de junio de 1994 en Matsumoto ocasionando 7 muertos y quinientos heridos.

            El grupo religioso Aum Shinrikyo (Verdad Suprema) fue fundado por Shôkô Asahara en 1987 cuando, al regresar de un viaje a la India, afirmó que había conseguido la iluminación. Su megalomanía le llevó a considerarse una reencarnación del poder divino. En distintas publicaciones, que eran lectura obligada para los miembros de la secta, Shôkô Asahara mantiene unas teorías de carácter apocalíptico, mezcladas con diversos elementos de varias religiones. En sus palabras profetiza el fin del mundo.

            Este sincretismo seudo filosófico y religioso está expresado en las palabras de uno de los personajes de la novela de Haruki Murakami 1q84, el líder la secta Vanguardia: “La mayoría de la gente no busca una verdad demostrable. Como bien dices, la verdad, en la mayor parte de los casos, conlleva un fuerte dolor. Y la mayoría de los seres humanos no desea una verdad dolorosa. Lo que la gente necesita es una historia hermosa y amena que les haga sentir que su existencia es, al menos, un poco relevante. Precisamente por eso existe la religión. Si la teoría A les muestra que su existencia tiene un significado, para ellos va a ser verdadera; si la teoría B les muestra que su existencia es débil e insignificante, será falsa. Está muy claro.”

            Es posible que el ataque producido el 20 de marzo de 1995 fuese debido a un intento de acelerar la llegada del apocalipsis. Buena parte de los acólitos de Aum Shinrikyo eran universitarios, algunos de ellos con un buen estatus social y laboral. Shôkô Asahara sería condenado a muerte acusado de ser el responsable de los atentados.

            Las consecuencias inmediatas de la agresión terrorista al metro de Tokio ya se han mencionado. A ellas hay que sumar una secuela de miedo en una sociedad que parecía alejada de este tipo de terror.

            De la misma manera que, afectado por el desastre de Kôbe, Haruki Murakami escribió Después del terremoto, el asunto del atentado con gas Sarin le llevará a preparar otra obra. Entre 1996 y 1997, entrevista a algunos ciudadanos que vivieron la traumática situación y también a algunos miembros de la secta. De tales conversaciones resultarían dos libros. El primero de ellos Andâguraundo (1997) y el segundo Yakusoku sareta bashô de. Andâguraundo 2 (1998). Ambos fueron traducidos al inglés en el año 2000 por Alfred Birnbaum y Philip Gabriel.

Underground_Haruki_Murakami           Tanto la historia no oficial de los acontecimientos desde las palabras de algunas de las víctimas, como las de los miembros de la secta Aum Shinrikyo obtuvieron gran éxito entre el público japonés. Más allá de esto, Underground es la expresión de unos acontecimientos que marcan un giro en la interpretación del mundo en la sociedad japonesa, así como el surgimiento de algunos elementos que podremos encontrar en la narrativa posterior de Haruki Murakami, especialmente en su novela 1q84, un claro ejemplo de cómo lo maravilloso se imbrica perfectamente con la realidad, amalgama de nuevas religiones del siglo XX en Japón, el miedo a la amenaza terrorista junto a otros rasgos más característicos que definen, en general, la narrativa de Haruki Murakami como son la soledad y la insensibilidad como protección ante un mundo hostil.

            Fukaeri, una de las protagonistas de 1q84, la adolescente que escribe La crisálida de aire, es la encargada de llevar hasta el mundo de la ficción de Haruki Murakami la cuestión de las sectas que atentan contra la realidad aparentemente tranquila en la que vive la sociedad japonesa.

            Uno de los testimonios que más nos acercan a cómo las entrevistas realizadas por el autor marcaron, de algún modo, su ficción está en la entrevista a Harumi Iwakura, perteneciente a la segunda parte de Underground, es decir, aquella en la que hablan miembros de la secta. Es el capítulo titulado “Asahara quiso forzarme a mantener relaciones sexuales con él”. El retrato que de la secta se entreve en sus palabras corresponde plenamente con el ambiente del grupo Vanguardia de 1q84. Por otra parte, leamos la descripción que de su líder se hace en esa misma novela:

Portada_time“El hombre tenía el pelo largo. El cabello, liso y abundante, le colgaba casi hasta los hombros. En medio se mezclaban bastantes canas. Tendría probablemente entre cuarenta y cinco y cincuenta y cinco años. La nariz, grande, ocupaba una gran parte de su rostro. Era una nariz perfilada y magníficamente recta. Le recordó las montañas de los Alpes que aparecen en las fotografías de los calendarios, de pie y cargadas de dignidad. Cuando se le miraba a la cara, lo primero en lo que se fijaba uno era en la nariz. En cambio, tenía los ojos hundidos. Resultaba difícil comprobar qué demonios miraban aquellas pupilas desde aquel fondo. Todo su rostro era ancho y grueso, en conjunto con el resto de su fisonomía”.

Publicado en Haruki Murakami y Literatura Japonesa | Etiquetado , , , | 1 comentario

Emilio Salgari. Los cuentos marineros de mastro Catrame

El mar de la imaginación

(Los cuentos marineros de mastro Catrame.  Bruguera. Barcelona. 1982 

Los_cuentos_marineros_de_mastro_CatrameNunca me he sentido culpable por volver a acercarme a uno de esos libros publicados por Club Joven de Bruguera, allá por la adolescencia, cuando el mundo se dividía en dos colores diáfanos y uno estaba dispuesto a comprometerse a ultranza por uno o por otro; no existían los grises desvaídos que producen la vida tibia.

            Bueno, más allá de esta confesión, hoy quiero escribir sobre una de las obras de Emilio Salgari. No dejaré de recordar la injusticia de que un hombre como él, que tantos sueños ha movido en tantos lectores, fuese tan injustamente tratado en vida, llegase a una muerte dolorosa después de una existencia de trabajo y desgracia, y todavía no haya alcanzado el lugar que le pertenece entre los grandes fabuladores del género de aventuras.

Emilio_Salgari           Los cuentos marineros de mastro Catrame es una colección de relatos ensartados por una circunstancia: el anciano marino mastro Catrame (el maestro alquitrán) es emborrachado a traición y su capitán le castiga con que ha de contar diez relatos en diez noches sucesivas. Este es un escarmiento tremendo, pues mastro Catrame huye de todo contacto con sus semejantes, posiblemente porque a lo largo de su existencia no tuvo muchas posibilidades de ver el lado bueno de sus compañeros de travesía. La narración nace como una pena impuesta y por el milagro de la capacidad humana que es el hablar, las historias se van a ir apoderando de la realidad, por mucho que, en todo momento, el capitán, representante de lo racional, intente explicar mediante la lógica las maravillas relatadas por mastro Catrame. La fantasía llega a adueñarse en algún momento de la atmósfera que rodea el periplo por el océano Índico, hacia la India, por un territorio cercano al que vio nacer a otra de esas voces capaces de apropiarse del tiempo para transformarlo en escenario mágico; me refiero a la encantadora Sherezade de Las mil y una noches.

            Así es descrito mastro Catrame:

“Caminaba, es cierto, de lado, como los cangrejos; se balanceaba siempre, incluso cuando el buque estaba quieto y el mar totalmente en calma, como si tuviese el mal de san Vito, de tan habituado como estaba al cabeceo y al mecimiento; pero andaba derecho, y cuando pasaba ante el capitán o los oficiales, mantenía la cabeza alta como un jovencito, y de aquellos ojillos de un gris oscuro, que parecían estar a punto de cerrarse para siempre, emanaba un vivo resplandor. ¡Qué oso estaba hecho, aquel mastro Catrame! Tosco como un guante de hierro, bruto a veces, aunque en el fondo no era malo; supersticioso como todos los viejos marineros: creía en los buques fantasmas, en las sirenas, en los espíritus marinos, en los duendes, y era parco en palabras. Parecía que le costase un esfuerzo hacer oír su voz, se explicaba casi siempre con monosílabos y guiños, no le gustaba, por ello, la compañía y prefería vivir en el fondo de la tenebrosa bodega, de la que no salía más que a regañadientes. Se hubiera dicho que la luz del sol le dañaba y que no podía vivir lejos del olor acre del alquitrán, y quizá por eso le habían aplicado aquel apodo, que luego con el tiempo, habría de convertirse en su verdadero nombre. ¿Quién había visto a aquel hombre bajar a un puerto? Nadie, sin duda. Sentía un horror instintivo por la tierra, y cuando el barco se acercaba a la playa, se le veía ceñudo, se le oía refunfuñar y luego iba a esconderse en el fondo de la embarcación”.

Cuentos             El mar, además del espacio de la aventura, también puede ser el de la imaginación desbordada, la mirada que descubre fantasmas en las luces que emergen de las aguas fosforescentes, y también de los seres que, al salir de las profundidades quizá pretendan satisfacer los sentimientos mediante los cuales el hombre puede alejarse de su soledad, aunque en ese momento de ofrecimiento el sacrificio se transforme en tragedia. Uno de los cuentos más evidentes al respecto es el de “Las sirenas”:

“aunque no me creeréis, vi surgir en medio de la estela del barco, entre la cándida espuma, ¡una cabeza…! Estaba oscuro, es cierto, pero la espuma era blanca, casi fosforescente, ¡y aquella cabeza se distinguía nítidamente…! La vi emerger y desaparecer dos veces, y juraría haber oído también un sonido, una voz que me pareció humana. Si me preguntaseis si era hermosa o fea, si era rubia o morena, no os lo sabría decir, pues mi estupor era tanto, que me impidió ver con claridad; pero había visto una cabeza humana; de eso estoy seguro”.

Cuentos_emilio_salgari   Con sus palabras, mastro Catrame consigue el efecto de encandilar a sus oyentes, el objetivo de todo buen narrador: “nadie respiraba ni parpadeaba; estábamos todos, impresionados y los rostros de los grumetes y de los jóvenes marineros habían palidecido. Sólo el capitán se mantenía impasible, y en sus labios se dibujaba una sonrisa burlona”. Hasta llegar, en algún momento, a transmitir el horror: “un estremecimiento de terror recorría al auditorio ante aquella solemne afirmación del viejo marino. Los grumetes se apretaron contra los marineros, contra los oficiales. En aquel momento se habría oído volar una mosca, de lo profundo que era el silencio que reinaba en el barco, y se percibían los latidos de los corazones”.

            Mastro Catrame era un marino de los viejos tiempos, cuando el océano todavía estaba teñido del romanticismo de la navegación a vela; cuando viajar era una práctica que requería de ciertas ceremonias entre paganas y burlescas, como la del cruce de la línea ecuatorial, motivo de una de las historias contadas por el anciano Catrame donde cuenta que “se había embarcado en calidad de gaviero en una vieja corbeta cuyo nombre no recuerdo ahora, pues han pasado largos años desde entonces. Pero era un buen barco, un buen velero, algo viejo, sí, pero con las costillas aún robustas, destinado a los largos viajes por el océano Atlántico y el Índico”. Así conocemos que era de la misma hermandad que otro marino, gaviero y narrador, encantador con la palabra como es Maqroll el Gaviero.

            Otros rasgos hacen coincidir los retratos de este último con mastro Catrame.

            Así relata cómo quedó varado en una ocasión en Cantón, “una de las más ricas ciudades del Celeste Imperio”: “La tierra firme me era tan odiosa entonces como ahora y no sintiendo bajo los pies el balanceo de un buque, sufría, como un condenado; por lo tanto, precisaba embarcarme, si no quería caer enfermo y morir de aburrimiento. Añado, además que la cuestión pecuniaria se imponía seriamente ya que siempre he tenido la costumbre de no guardar un céntimo. Y de hecho, ¿de qué me servían a mí los ahorros? Dado que uno ha de morir en el charco, es mejor marcharse con los bolsillos vacíos, teniendo en cuenta que allá abajo, en el fondo de los abismos, no hay tabernas, y que los peces no venden botellas”.

            Entre los episodios marinos que relata mastro Catrame hay uno especialmente macabro; en él se recupera la tradición del buque maldito contada en los siguientes términos: “las leyendas de muchos pueblos, no sólo europeos sino también de otros continentes aseguran que ese buque fantasma contiene los despojos de marineros muertos durante las tempestades, o los de los más valientes guerreros que perecieron combatiendo en el mar por santas causas, o los cadáveres de aquellos audaces saqueadores del mar que fueron los escandinavos, restos, todos, de personas confiadas al océano hace siglos y más siglos y reunidos en el negro barco”.

Los cuentos_marineros_de_mastro_Catrame

Publicado en Reseñas | Etiquetado , , | 4 comentarios

Los Chuanes

Honoré de Balzac

Honoré_de_Balzac Debo a Álvaro Mutis saber de una novela como esta; ahora el tiempo, en otros momentos tan lleno de apatía, me ha permitido leerla con la debida calma, y he de decir que hacía muchos años (quizá desde Guerra y Paz de Tolstoi, o de algunos fragmentos de la obra de Juan Montalvo) que no encontraba un texto que me conmoviese de la manera como esta novela de Balzac lo ha hecho.

            Tradicionalmente se ha considerado a Honoré de Balzac como un escritor realista, así, al menos, lo tengo que explicar en mis clases de Literatura Universal; sin embargo, en muchos momentos de esta lectura he sentido un escalofrío similar al provocado por El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas. También en esta novela, como es característico del Romanticismo, los momentos de la luz cegadora de las ilusiones se funden con la oscuridad surgida de lo más tenebroso de las pasiones humanas. El candor de la virginal cortesana y espía del gobierno revolucionario, María, Mademoiselle de Verneuil, se une a la ferocidad de una guerra en la que la política se mezcla con una religiosidad intransigente, alejada de toda piedad. El idealismo monárquico de Alfonso, El Gars, opuesto a otro idealismo, el de los sinceros republicanos expresado en estas palabras de Gérard

“¡Ah, no estamos encargados sólo de defender el territorio de Francia, tenemos una doble misión! ¿No debemos acaso defender el alma del país, estos principios generosos de libertad, de independencia, esta razón humana, despertada en nuestras asambleas, y que se propagará, espero, de día en día? Francia es como un viajero encargado de llevar una luz, y si con una mano la sostiene, con la otra la defiende”.

Chouans_Charles_Fortin

            Ese mismo orgullo está representado en la figura de Alfonso, visto durante la acción guerrera de La Pelerine, con la cual comienza la novela:

“Apenas pudo ver los ojos relumbrantes, cuyo color no retuvo, los cabellos rubios y los delicados rasgos tostados por el sol. Sin embargo, le llamó la atención el resplandor del cuello desnudo, cuya blancura se alzaba con la corbata negra, floja y anudada con negligencia. La actitud fogosa y animada del joven jefe era marcadamente militar, al modo de los que desean en un combate cierta poesía convencional. Su mano enguantada agitaba en el aire una espada que flameaba bajo el sol y su continencia delataba al mismo tiempo fuerza y elegancia”.

            Si hermosa es esta descripción, mucho más es la de María, la protagonista inolvidable de esta novela; igual que la Constance de Los tres mosqueteros entre las uñas de Lady de Winter

“Madame del Gua se abalanzó sobre su rival con la velocidad del rayo; rompió, con su ciego arrebato, los débiles cordones del corsé de la joven sorprendida por esta súbita agresión, violó con mano brutal el asilo sagrado donde la carta estaba escondida, rasgó la tela, los bordados, el corsé, la camisa; luego aprovechó esta búsqueda para calmar su envidia y supo maltratar con tanta habilidad la garganta palpitante de su rival, que dejó en ella las huellas sangrientas de sus uñas, experimentando un sombrío placer en someterla a tan odiosa vejación. Durante la débil resistencia que María puso a la furiosa mujer, su capote desabrochado cayó al suelo, sus cabellos rompieron los lazos y se desparramaron en rizos ondulantes; su rostro resplandeció de furor y después dos lágrimas trazaron un camino húmedo y ardiente a lo largo de sus mejillas, intensificando el fuego de sus ojos; por último, el estremecimiento de la vergüenza la entregó temblorosa a las miradas de los comensales. Incluso los jueces más endurecidos hubieran creído en su inocencia al ver su dolor”.

Jacques-Louis_David Madame_de_Recamier

            Aunque triunfó la Revolución, haciendo que cambiase radicalmente la visión del mundo a finales del siglo XVIII, muchas fueron las voces que proclamaron la crueldad de aquellos años, entre todas destaca la de Chateaubriand, y muchas las manos que ensangrentaron la tierra francesa, especialmente La Vendée y Bretaña. Sangre tanto monárquica como republicana. Honoré de Balzac, y aquí sí que es realista, muestra en todos sus extremos las crueldades tanto de unos como de otros; quizá una de las escenas más escalofriantes de esta novela sea el ajusticiamiento sumarísimo de uno de los chuanes que, en realidad, jugaba tanto en un bando como en otro.

            ¿Quiénes eran los chuanes? A su partida se sumó en algún momento el marino sin tierra Maqroll el Gaviero. Los chuanes fueron los insurgentes que se alzaron contra la República Francesa al norte del Loira, dirigidos por un espíritu monárquico y católico en extremo. Según Balzac, este nombre de chuanes les viene del grito que utilizaban para advertirse en las emboscadas pues Chouins significa lechuza o búho en el dialecto del país.

Grabado_para_los_Chuanes           Novela realista en sus descripciones y romántica en los sentimientos que expresa, Los chuanes pasa a engrosar esa biblioteca que acompaña a una vida, en este caso la propia.

Défense_Rochefort_en_terre             Así era el país de los chuanes

 “Su vida guarda profundos vestigios de las creencias y prácticas supersticiosas de los tiempos antiguos. Allí se respetan aún las costumbres feudales y allí los arqueólogos encuentran en pie los monumentos de los druidas y el genio de la civilización moderna se asusta ante la perspectiva de penetrar los inmensos bosques primordiales. Una increíble ferocidad, una cabezonería brutal, pero también la fe al juramento prestado; la completa ausencia de nuestras leyes, de nuestras costumbres, de nuestros trajes, de nuestras modernas monedas, de nuestra lengua, pero también la simplicidad patriarcal y las virtudes heroicas convergen para hacer de los habitantes de nuestros campos gentes más pobres en aptitudes intelectuales que los mohicanos y los pieles rojas de América septentrional, pero tan grandes, astutos y duros como ellos”.

Publicado en Haruki Murakami y Literatura Japonesa | Etiquetado , , | 1 comentario

Javânmard; una historia de caballeros persas

(Luz del Oriente. Alberto Porlán. Mondadori. Madrid. 1991)

Portada_Luz_del_Oriente

El ejercicio de la caballería, más allá de una realidad histórica, es el desarrollo de un mundo imaginal, a la manera del descrito por Henri Corbin en sus estudios sobre misticismo iranio; el protagonista de este paisaje es el javânmard, el joven eterno cuya edad es la del alma, pues ésta no tiene tiempo, ni está constreñida al espacio.

Cúpula_de_mezquita_Isafahán

           Lo imaginal del mundo caballeresco medieval se evidencia en el ciclo del Grial en Occidente, en las aventuras místicas de los más elevados caballeros de la Tabla Redonda, Perceval y Galaad. Ya René Guenon supo ver la relación existente entre estos mitos cristianos (el Cáliz sagrado, la lanza de Longinos) y el Islam. Los inicios de la caballería europea arrancan, desde luego, de la tradición guerrera germana, igual que de los rituales romanos; sin embargo, no hay que olvidar que también en Oriente, entre los persas, se desarrolla el espíritu caballeresco encarnado en el faras, el paladín que entrega su existencia a un ideal que le supera y en el cual su alma se mantiene en la eterna juventud a la que antes hacía mención.

            En Occidente, casi me atrevería a decir que en toda cultura sea cual sea su lugar geográfico, uno de los mitos fundamentales es el del guerrero místico en el cual se aúna el arma y el espíritu, lo material enaltecido hacia lo más sutil, y esto es lo imaginal. Por esta razón, en la novela de Alberto Porlan, Luz del Oriente, la aventura de la imaginación hacia lo iniciático adquiere gran importancia.

            Hay algunos momentos en Luz del Oriente en los cuales el estilo, extremadamente cultista e irónico, me recuerda algunos de los fragmentos escritos por Juan Valera en su novela, también de aventuras de carácter iniciático, Morsamor. Y, por supuesto, la tradición del libro encontrado de raigambre cervantina, aunque nacida desde los libros de caballerías. El fingimiento está en la atribución de este libro a su protagonista (de ahí que las imágenes iniciáticas adquieran un sentido especial). Tal texto habríase encontrado en una versión aljamiada que posteriormente es arreglada para un lector contemporáneo a 1693, fecha en la que el licenciado Joseph Alguazas (lo cual significa gozne, bisagra) firma la dedicatoria del libro. Todo ello como añagaza para introducir al lector en la historia de Almás ibn Chúder al-Samani, caballero místico de Samarcanda, y sus hermanos de Orden, Yabir y Gasák. Las aventuras de estos caballeros, conforme a la frase de Farid Uddin Attar que actúa como pórtico de la obra, “el hombre no tiene más herencia que la imaginación”, se desarrollan, fundamentalmente en el territorio de lo metafórico, el símbolo y el onirismo.

            Guerreros_persas._Museo_de_BerlínOriente, además de ser el lugar de la verdad espiritual, es también el paisaje del exotismo, por ello, en el protagonista de esta novela, espiritualidad y sensaciones eróticas van de la mano. A diferencia de lo que ocurre en la mística cristiana, en la persa –sea musulmana, sea mazdeísta- no se niega lo sensual, siempre y cuando el yo superior del héroe no se deje arrastrar hacia la negación de cualquier otra realidad que vaya más allá de lo físico

“Cuando somos viejos, pensamos, a menudo en nuestra juventud de un modo insensato, porque olvidamos el peso que entonces tuvieron las pasiones. El recuerdo no apresa con exactitud cómo fue el tirón de los deseos, de modo que tenemos tendencia a condenarnos por acciones de las que en realidad fuimos inocentes. Por ese camino, muchos hombres olvidan la virtud de la piedad para consigo mismos, o la confunden con una indulgencia marchita, exangüe, que termina por allanar todos los relieves de su ser y por convertirlos en una masa muerta que oscila sobre unas babuchas”.

            Es por ello por lo que el camino hacia la búsqueda de su verdad, que es el alma, Almás va a encontrarse con el amor, Farasa. No hay que olvidar el simbolismo subyacente en el nombre de los personajes de esta novela.

            Por otra parte, el camino que ha de recorrer el caballero de la fotowwa cruza por tierras oscuras y otras de brillo de ágata, ambas están reflejadas en el recorrido iniciático de Almás.

Detalle_alfombra_persa            Perfectamente se le podrían aplicar a esta novela las palabras con las que Henri Corbin (El hombre y su ángel) define qué es el camino del javânmard

“El peregrino, tras haberse liberado progresivamente en el curso de su viaje interior, de los lazos y pasiones del alma carnal, llega a la estación del corazón, es decir, del hombre interior, del hombre verdadero. Accede entonces a la morada de la juventud, manzal-e javâni, de una juventud que no se desvanece con el paso del tiempo”.

Publicado en Libros de caballería y edad media | Etiquetado , , | 1 comentario

Una épica de la luz

(El libro de los Reyes. Historias de Zal, Rostam y Sohrab. Hakim Abdul-Qâsim Firdusi
Traducción del persa de Clara Janés y Ahmad Mohammad Taheri
Alianza. Madrid. 2011)

Estatua_a_Firdusi

Shahnameh (Libro de los Reyes) puede ser considerada como la más importante epopeya persa. Fue escrita por Hakim Abdul-Qâsim Firdusi, entre finales del siglo X y principios del XI. Persia hacía siglos que formaba parte del Imperio Islámico, de hecho había pasado a ser una de sus provincias más importantes cuando Bagdad es elegida como capital del Califato Abasí en el año 762. La interpretación del mundo musulmán iranio hay que contemplarla de una manera muy especial, desde las influencias culturales que se amalgaman en una práctica religiosa que tienen tanto de zoroastrismo como de Corán. Recordemos que el Avesta es considerado como uno de los libros religiosos respetados por los musulmanes, junto al Antiguo Testamento y los Evangelios cristianos. Es por ello por lo que algunos fragmentos de esta obra de Firdusi se llenan de una luz que no encontramos en otros textos de la literatura compuesta en los dominios del Islam.

            En la edición que ahora comento se contiene la andadura épica de tres héroes persas, Zal, Rostam y Sohrab. Desde el principio de la historia de Zal se deja entrever ese poso de luminosidad que caracteriza la literatura iraní medieval –concepto extensible a los textos filosóficos del Oriente musulmán tal y como fueron estudiados en su momento por Henri Corbin-.

Rostam_Miniatura_persa

            Sam, el héroe iranio, tiene un hijo, Zal, que nace con el pelo blanco, por ello ordena que sea abandonado en las montañas donde reina el ave mística Simurg dotada de poderes mágicos. Desde un primer momento, Zal es descrito como un ser de luz “un ser resplandeciente como el sol que enciende el universo”. Sam, el rey, al ser criticado por sus súbditos, reconoce el error cometido, pues ni las criaturas más salvajes abandonan a sus hijos, así que va a buscar a Zal y encuentra a un joven en el cual las señales heroicas son evidentes: “el largo cabello de Zal caía hasta cubrirle el cuerpo. Su cuerpo era fuerte como el de un elefante y su rostro como la primavera”. Un ideal de belleza al que se suma la fuerza: “el pecho y los brazos de león, la cara de sol, el corazón de héroe, la mano dispuesta para la espada, las pestañas blancas, los ojos de azabache, los labios de coral y el rostro como la sangre”. Cuando Zal abandona las montañas, Simurg le entrega una de sus plumas con virtudes mágicas.

SimurgDesde un primer momento nos encontramos en la saga de estos héroes persas con ciertos elementos que posteriormente advertiremos en el arquetipo occidental épico. Veremos otros. Sam entrega el trono a su hijo Zal y éste organiza una hermandad caballeresca. Zal se enamora de oídas de la hija de Mehrab, descendiente de Zahak el Árabe, uno de los máximos representantes de los enemigos de los persas. La descripción de la hija de Mehrab tiene interés para conocer ese modelo de belleza en el que se aúna la luminosidad de lo blanco y lo negro que caracteriza la interpretación del universo persa

“¡Mehrab tiene en su morada una hija cuyo rostro es como el sol y todavía más luminoso! De pies a cabeza se diría de marfil, su cara de paraíso, y es esbelta como la teca. Por su plateado cuerpo discurren los lazos negros de sus cabellos que, al fin y al cabo, son como una argolla de pie. Su cara es como la flor del granado y de granate son sus labios. De ese blanco cuerpo emergen dos delicadas dunas. Sus dos ojos son como dos narcisos del jardín. El negro de sus pestañas, como la pluma de cuerpo. Sus dos cejas, como dos hermosos arcos que han cubierto la piel con aroma de almizcle. Toda ella es un cielo lleno de tal belleza y gracia que despierta los anhelos”.

Muchacha_persa_MiniaturaDe la unión de Zal y Rudabeh, la hija de Mehrab, nace uno de los más importantes héroes de la épica persa: Rostam, cuyo alumbramiento ya adquiere unos claros tintes míticos por intercesión del ave Simurg. Es en Rostam en quien nos vamos a encontrar con un paradigma caballeresco cuyos ecos van a llegar a los orígenes de la épica medieval occidental, tanto en su versión de cantar de gesta como en los inicios de la narrativa artúrica.

            Rostam va a recorrer el mundo guerreando, como un dragón cuyas armas son la maza y la espada, “para él es lo mismo enfrentarse con el mal o con un tigre. Es un león devorador o un elefante de inmensa mole. Cabalgaba [en la batalla] como si de un día de caza se tratara. Parecía tomar el combate como un juego”. El mismo Rostam es consciente de su condición y así lo expresa con orgullo en estas palabras:

“La tierra está a mi servicio, mi trono es Rajsh [su caballo maravilloso que lucha contra los tigres], mi sello real es la maza, mi corona es el casco. Soy capaz de iluminar la noche oscura con mi espada. En el campo de batalla disperso las cabezas. La punta de la lanza y la espada son mis compañeros. Mi rey es mi corazón y son mis brazos. Yo soy libre, no soy un esclavo. Sólo soy siervo del Creador”.

            Sam también explicó su trayectoria como guerrero, representando los tiempos antiguos, antes de dar paso a la caballería de su hijo Zal

“Yo sirvo al rey y, donde estoy, como caballero sigo en pie. Me he ceñido el cinturón de la servidumbre y así permaneceré eternamente en la lucha, empuñando el lazo, montado a caballo y con la maza en la mano. Nadie ha visto un jinete semejante en el mundo entero. Si no hubiera de mí alguna señal en el mundo, con violencia se sublevarían los rebeldes. Hace ya largos años que mi montura es mi cama y mi caballo la tierra. Nunca deseé otra tierra o morada para mí. Para vos deseé victorias, alegría y salud. Y sabed que de mi erizado cabello y de la gran maza que hiere apenas va a quedar nada. Pronto se doblarán mi cintura y mi cuerpo. El tiempo me ha echado su lazo y, derribándome, me ha atado”.

            En su andadura épica, al igual que algunos siglos después sucederá con los héroes de los libros de caballerías, Rostam se va a encontrar con las cortes acogedoras en las que hallar la paz; es lo que sucede cuando llega a los dominios del rey de Samangán. Después de una embriagadora cena servida por “escanciadoras de esbeltos cuerpos, negros ojos y cara de rosa”, Rostam se retira a su lecho, y allí va a recibir la visita de Tahmineh, la hija del rey:

“Suavemente se abrió la puerta del dormitorio y una muchacha, con una vela perfumada en la mano, fue a sentarse graciosamente en el lecho del que se hallaba embriagado. Su cara era como la luna, su color como el de la aurora. Sus cejas como arcos, sus bucles como lazos y su altura de ciprés. Rostam, el héroe de cuerpo poderoso como un elefante, quedó perplejo y la contemplaba alabando a Dios”.

            Allí será concebido Sohrab, el héroe llamado a continuar la saga heroica iniciada en Zal si no fuese por el trágico final que conduce al enfrentamiento del padre con el hijo, tal y como sucedía en la primitiva versión del Amadís de Gaula, aunque con un resultado bien diferente, pues el parricidio se transforma en filicidio. La épica se convierte en tragedia. El padre da muerte a su hijo reconociéndolo en el último momento.

Mausoleo_de_Firdusi            Porque Sohrab es descendiente de reyes guerreros y, llegado el tiempo, también abandonará los dominios maternos para hacerse merecedor del renombre de un padre que no sabe de su existencia. En esa búsqueda de fama, Sohrab se encontrará con numerosas aventuras. En una de ellas aparece el arquetipo de la doncella guerrera, Gordafarid, hija de Gajdaham, una valiente amazona a la cual se enfrenta el héroe, para descubrir, al poco de comenzado el combate, a una hermosa princesa oculta bajo el atuendo del guerrero

“Cuando desveló su cara ante Sohrab, mostrando las perlas de sus dientes y abriendo sus labios de granate, él pensó que era como una puerta que daba al paraíso, que no había jardinero que recordara un ciprés como ella: sus dos ojos de gacela, dos cejas como dos arcos, parecía un capullo de rosa a punto de abrirse”.

            A lo largo de El Libro de los Reyes aparece en diversas ocasiones la voz de un narrador que, llevado de un afán didáctico tan frecuente en toda épica, comentará alguno de los sucesos para extraer una enseñanza. Así, sobre qué es un caballero:

“Si anhelas el título de caballero, tienes que tener preparada la espada india, no debes esquivar los males que en la batalla y en el día del fracaso se presentan. Si el tiempo te oprime con dificultades, no por ignoradas desaparecen. Si llevas la guerra con precaución, ningún valiente te considerará un guerrero. El camino de la razón y de la fe es otro. En la guerra de nada sirven las bonitas palabras”.

Miniatura_persa            Aunque en otras ocasiones, estas glosas trascienden la aventura propiamente dicha para adentrarse en el territorio de la alegoría

“Cuando es muy veloz, el viento hace caer la naranja todavía verde, y ora dicen unos que es un tirano, ora que es justo; ora lo consideramos artista, ora inútil. Si la muerte es justa, ¿qué es lo injusto? Si ésta es la justicia, ¿por qué tanto gritar? Tu alma no conoce este misterio, tú no tienes acceso a lo oculto por este velo. Todos han cruzado la puerta de la codicia, de par en par abierta, mas para nadie se ha abierto la puerta del misterio. Quizá suceda al abandonar el mundo, cuando en la otra morada se halle la paz. No hay tiempo a la hora de partir, cuando la muerte te monta en el caballo del óbito, considéralo justo, no es injusto. Cuando llega la justicia, no cabe el grito. Para la muerte son iguales la juventud y la vejez. Si la luz de la fe llena tu corazón, mejor es guardar silencio, pues eres un siervo. En el mundo vive de tal modo que al marcharte todo lo que lleves sea el bien”.

            Y no puede ser de otra manera, pues la epopeya va mucho más allá de lo narrativo.

Publicado en Espiritualidad, Libros de caballería y edad media, Literatura universal | Etiquetado , , , , , | Deja un comentario

La rebelión más allá del olvido: Espartaco

(La guerra de Espartaco. Barry Strauss. Edhasa. Barcelona. 2010)

Estatua_de_Espartaco_Siglo_XIXLa historia es más justa que los hombres y, aunque se hayan conservado los rostros de Pompeyo y los otros caudillos victoriosos en cuyas manos Espartaco y los suyos encontraron la muerte, cada ser que añora la libertad, más utópica que recuerdo, dibuja en su mente la figura de este jefe de guerrilleros cuyo cuerpo quedó deshecho en el campo de batalla del valle del Alto Silarus en abril del año 71 a.C.

spartacus_kirk_douglas

           ¿Quién fue Espartaco? Para mí tiene el rostro de Kirk Douglas en la magnífica película de Stanley Kubrick. Ya en este filme se sugería un detalle inquietante que acercaba la rebelión de los esclavos encabezados por gladiadores a un hecho religioso; de ahí esa muerte en la cruz, tal y como es presentada al final de esta película; casi como si el gladiador tracio fuese un protomártir de lo que cien años después sería el naciente cristianismo.

            Lo religioso también tiene gran importancia en el libro de Barry Strauss, La guerra de Espartaco. Quizá habría que preguntarse si hay algo más elevado que la lucha por la libertad y la dignidad. En ello radica la pervivencia de esta figura que los romanos quisieron borrar de la historia. Es por eso por lo que Barry Strauss ha tenido que recorrer numerosas fuentes latinas con referencias desperdigadas a este personaje, Espartaco, el cual se atrevió a dirigir un levantamiento contra Roma. Nada más degradante para los ejércitos de la República que tener que dedicar sus esfuerzos a combatir a un grupo de esclavos tracios, germanos y celtas fundamentalmente.Dionisos

            Una rebelión relacionada con lo religioso porque la libertad lo es. Las referencias que aparecen a lo largo del libro a Dionisos como modelo en la actuación de Espartaco y la importancia de su compañera como sacerdotisa de ese culto que llevaría a la derrota a las legiones romanas.

“Dioniso representaba poder, prosperidad, patriotismo, libertad e incluso renacimiento, dependiendo de quién lo reivindicara como símbolo. Al asociar a Espartaco con la serpiente y con un poder concedido por un dios, la mujer tracia [que fue la compañera de Espartaco] le dotaba de una nueva autoridad. Combinó viejos acordes de religión, nacionalismo y clase en un nuevo canto de rebelión. La serpiente transformaba a Espartaco en un héroe tracio y lo vinculaba con Dioniso, que en su patria era conocido como Zagreo o Sabacio. La cultura tracia glorificaba la imagen de un gran ancestro heroico, y el arte tracio solía representar al héroe a caballo, a menudo con la serpiente cerca. En Tracia, el culto a Dioniso era una fe guerrera”.

            ¿Sería una osadía comparar a Espartaco con Aníbal? No lo creo. Contra los cartagineses, la República Romana combatía contra unos iguales; contra los esclavos, era solamente eso, el intento de sofocar a aquellos que pugnaban por su libertad, aunque no eran considerados más que meros instrumentos.

Jean-Leon_Gerome_Pollice_Verso

Publicado en Reseñas | Deja un comentario

Historia de un bandolero

      Bandolero. Historia verdadera y real de la vida y hechos notables de Juan Caballero.
                                       Adaptada a la historieta por Carlos Giménez
                                                          (Glénat. Barcelona. 2002)

Bandolero_Carlos_GiménezEl bandolero es uno de esos antihéroes que caracterizan el mundo de los fuera de la ley, aquellos que siempre aparecen en un momento u otro en toda historia nacional. Tal figura es un arquetipo exótico que describía la peculiaridad española en el siglo XIX. Uno de los primeros en retratar desde la ficción a este personaje es Prosper Mérimée con el don José de Carmen.

Bandolero_blog              Casi siempre ha sido tratado con benevolencia; primero, porque su lucha estuvo muy unida a ese carácter indómito de lo español que produjo pesadillas en los soldados napoleónicos destacados en España. Ahí está una vida como la de El Empecinado, un guerrillero, como muchos otros, cuyas estrategias y modos de vida no se apartaban tanto del de unos bandoleros como El Tempranillo o Juan Caballero.

Bandolero_con_su_maja_Doré             Carlos Giménez parte de la Historia verdadera y real de la vida y hechos notables de Juan Caballero, escrita por él mismo. Su protagonista fue contemporáneo de otro bandolero andaluz, El Tempranillo, aunque su vida de no acabó en sangre regando la tierra, por ello en sus años más tranquilos pudo escribir tal autobiografía.

 Bandolero_Carlos_Giménez_principal            El autor, en Bandolero, sigue con el estilo naturalista que caracteriza buena parte de su producción. Tal y como señala Javier Coma en el prólogo al libro, tras esta narración hay un exhaustivo proceso de documentación, tanto en lo que se refiere a costumbres, como a vestuario, armas… En realidad, Carlos Giménez dibuja y escribe como es característico en sus obras realistas; aunque en Bandolero hay un elemento que adquiere un protagonismo especial, se trata del paisaje, la serranía del sur de Córdoba, en el límite con la provincia de Málaga y el triángulo que estas dos forman con la de Granada, territorio de tradición bandoleril en el siglo XIX. Un paisaje rocoso y seco en el que parece reverberar la luz y cantan las cigarras en la plenitud del ardor de la tarde.

Sierra_de_Cabra            Este paisaje puede ponerse en relación con un género como es el western, de hecho, en algún momento la figura del bandolero está cercana a la del pistolero que recorre en soledad el espacio inmenso por su condición de vagabundo que debe ir ocultándose. Carlos Giménez ya se había acercado a este estilo en Gringo.

            Por otra parte, en la creación tebeística del autor, continuamente está presente la preocupación social, la denuncia de la injusticia, el hombre que hace todo lo posible y lucha dignamente en un ambiente que le es hostil.Bandoleros_comic_Bandolero            El bandolero no es un mero ladrón, salteador de los caminos; puede ser alguien que ante un mundo que quiere hacerle vivir de rodillas se alza contra la injusticia. Recordemos otro de esos famosos bandoleros que ha dado la tradición española contemporánea, Curro Jiménez; con él comparte el Juan Caballero de Carlos Giménez un paisaje y una manera de ver el mundo.

Sancho_Gracia_Curro_Jiménez            Desde luego que, como sucede con todo aquel que se mueve más allá de la ley, el personaje de Juan Caballero tiene sus claroscuros y en este sentido la realización en blanco y negro del cómic es muy apropiada. En un mundo primario como este en que la vida vale tanto como la posibilidad de disparar un trabuco cargado de posta, la violencia está latente en todo momento.

            Bandolero se abre con un episodio en el que Juan Caballero se comporta con la dignidad del que es consciente de vivir emboscado, a causa de la injusticia de un sistema que permite la existencia de ricos hacendados y gentes que nada tienen más que su honor.

            Pero Bandolero se cierra con un episodio en el que la violencia se aplica en toda su crudeza para descubrir que se ha vertido sangre de inocentes. De ahí esa página final de la obra en cuyas viñetas la soledad del protagonista se hace tan evidente que su figura se desvanece prácticamente en el paisaje.

Bandolero_Comic

Publicado en Lecturas de nostalgia | Etiquetado , , , | Deja un comentario

AMADÍS DE GAULA DESDE LA ESTÉTICA DEL MANGA

Amadis_de_Gaula_comicVamos a tratar de una aventura editorial del Amadís de Gaula, ahora en versión gráfica de Emma Ríos con guión de Ricardo Gómez, publicada por la editorial SM en el año 2009.

            No deja de ser interesante constatar que sea la editorial SM la que haya llevado a cabo el proyecto de recuperar uno de los clásicos de la literatura española. En la voluntad de esta editorial se encuentra el acercar la literatura clásica a los jóvenes, y esta es una buena prueba de ello, tal y como se indica en la contraportada de este cómic: “¿Sigues pensando que los clásicos son cosa del pasado? Amores furtivos, peligrosas aventuras, gigantes, magos, encantadores, un secreto que cambiará el destino de un reino. ¡Disfruta con Amadís de Gaula de una aventura fantástica llena de peripecias y amor”. La fecha de publicación de este tebeo también es interesante, pues nos ubica en el año 2009, el siguiente a que se conmemorase el quinto centenario de la obra de Garci Rodríguez de Montalvo, un eco, quizá, de todos aquellos actos que se celebraron en su homenaje. Hay un tercer aspecto, relacionado con los datos puramente bibliográficos de la obra: los dibujos se deben a Emma Ríos. El mundo de los libros de caballerías durante el siglo XVI fue un coto casi privado para autores masculinos, pese a la importancia que la mujer tiene como personaje en las aventuras caballerescas, pese a que una de las lectoras confesas de libros de caballerías fuese Teresa de Jesús. También en la actualidad son numerosas las investigadoras que dirigen importantes estudios sobre este género, unas de las primeras fueron Isabel de Riquer, Victoria Cirlot y Mª Carmen Marín Pina; hay escritoras contemporáneas (Rosa Montero con Historia del rey transparente o Laura Gallego con sus novelas de fantasía heroica) que también se han aproximado al mundo de las aventuras caballerescas. Es Emma Ríos la primera en recrear el argumento del Amadís de Gaula y en acertar plenamente con sus dibujos en la descripción de un mundo que, aunque lejano estéticamente a los intereses del lector contemporáneo, mantiene una esencia antigua expresada en un lenguaje que es nuevo, relativamente nuevo. Los moldes góticos con los cuales se imprimió por primera vez el Amadís de Gaula en Zaragoza, se han transformado en trazos, como tendremos oportunidad de comprobar más adelante, que corresponden a la estética del cómic manga.

            El mundo en el que se desarrolla el argumento de Amadís de Gaula es el de laAmadís_de_Gaulcomic2 aventura, caracterizado por unos paisajes que en algún momento pueden acercarse a los arquetipos del sueño (castillos apartados de todo camino, claustros abiertos como jardines de columnas que sirven para que los amantes puedan sentirse apartados de un mundo que les resulta ajeno) y unos personajes que son una expresión arquetípica totalmente necesaria en un mundo heroico que no admite los tonos grises, en el que todo ha de ser de un color puro, no caben los matices entre el negro y el blanco; o se es un héroe o un antagonista, la confrontación de las dos fuerzas que rigen el universo. Estos dos aspectos son las bases sobre las que se fundamenta el trabajo de Ricardo Gómez y Emma Ríos.

            Como no podría ser de otro modo, la historia comienza con una primera ilustración a página completa en la que desde la pluma de Garci Rodríguez de Montalvo va surgiendo un mundo, en un mapa que señala tanto el territorio de la aventura amadisiana como el camino recorrido por el primitivo manuscrito encontrado bajo una tumba de piedra en la lejana Constantinopla, llegado hasta la villa castellana de Medina del Campo, el lugar de Rodríguez de Montalvo. La voluntad de acercamiento al mundo ficticio se encuentra en una decoración que imita, sencilla pero eficazmente, las grecas con las que se enmarcan los textos manuscritos y en la parte superior izquierda un dragón que surge del océano para recordar que, al fin y al cabo, más allá de unos lugares ciertos (el mapa de Europa, Constantinopla o Medina del Campo) se alza un espacio de la maravilla en el que los héroes caballerescos van a encontrar su razón de existir.

            Los principales personajes del Amadís de Gaula se encuentran representados en esta narración gráfica. Aquí están los amores de Perión de Gaula y la princesa Elisena, hija del rey Garínter; unos amores que se desarrollan a escondidas de los principios sociales y que dan lugar al nacimiento de un hijo que no puede vivir salvo que Dios le otorgue la vida que su propia madre le niega al arrojarlo al mar en un arca. Pero el destino guarda un importante futuro para Amadís Sin Tiempo, hijo de Rey; por ello es recogido por Gandales cuya esposa criará a este Doncel del Mar junto a su propio hijo Gandalín. Así la vida de Amadís se desarrolla durante sus primeros años en las posesiones de Gandales hasta que llega a su castillo el rey Lisuarte y le ofrece a Amadís la posibilidad de ser criado en su corte para aprender los principios de la caballería. Amadís acepta. Mientras esto sucede, Perión de Gaula ha contraído matrimonio con Elisena, fruto del cual son Galaor y Melicia. El niño Galaor será raptado por el gigante Gandalás al cual le fue profetizado que un día, el hijo de Perión de Gaula le hará recuperar las islas que le fueron arrebatadas.

Amadís_de_Gaula_7            Cuando Amadís cuenta con doce años, hasta la corte de Lisuarte llega el rey Falangriz con su hija Oriana. De ella se enamora Amadís, motivo por el cual tempranamente el doncel pide ser nombrado caballero, para ganar honra y hacerse merecedor del amor de la princesa. Justamente por ese tiempo, Perión de Gaula se presenta ante Lisuarte, necesita ayuda para enfrentarse a Abiés de Irlanda; es el momento oportuno para Amadís. Gracias a la intervención de Oriana, Perión accede a nombrar caballero a su desconocido hijo. El momento de la investidura es crucial en la biografía de todo héroe caballeresco, pues marca el comienzo de la aventura. Amadís de Gaula comienza su errar por los caminos en diversos episodios reflejados en los dibujos de Emma Ríos: salva a Perión y a una doncella de Oriana; derrota al rey Abiés, recupera su pasado gracias al anillo y a la espada que le acompañaron en su exilio al mar cuando fue echado a las aguas al poco de nacer. Sus victorias le llevan a la culminación de sus amores con Oriana; esta engendrará a un niño, Esplandián, que será amamantado por una leona. Pero la vida de Amadís también conocerá momentos terribles, y el peor de ellos será cuando Oriana, llevada por los celos, le rechace como enamorado. Amadís se retira de la vida aventurera, se refugia en las montañas hasta que decide regresar como Beltenebros para enfrentarse al mayor peligro con el que se va a encontrar: el Endriago. Los autores consiguen captar perfectamente este argumento en las treinta páginas que desarrollan las aventuras mencionadas, aunque evidentemente no las cuentan en detalle sino que se plasman en los dibujos unas impresiones generales que transmiten lo que fue un grueso volumen en 1508.

            La técnica de Emma Ríos se basa en la estética del manga, un género de narración que “existe en su forma presente desde apenas cincuenta años, puede parecer a simple vista una forma de expresión artística relativamente nueva. Sin embargo, las raíces de este arte <contemporáneo> se remontan en realidad al siglo XIX” (Scott-Baron 2008). El origen de la palabra manga como “dibujos fantasiosos” se puede localizar en un pintor de Ukiyo-e, Hokusai, aunque su primera manifestación como narración visual-secuencial hay que situarla en la década de 1940 con Tezuka Osamu, creador del manga moderno con Astroboy. Desde su origen a la actualidad, la temática del manga ha alcanzado los diversos subgéneros narrativos a la vez que ha ido extendiéndose más allá de las fronteras japonesas para convertirse en todo un fenónemo estético y social en Occidente.

            Los tres elementos principales en la creación de un manga son el tema, el argumento y el desarrollo de un héroe. Este último es casi el más importante pues “un trabajo bien logrado está formado por encima de todo por un protagonista fuerte, que vive la historia intensamente. Incluso cuando los lectores se olviden de la historia, el carácter del personaje permanecerá en su mente” (Matsuoka 2006). En el tebeo Amadís de Gaula, el tema es la recuperación de un clásico de la literatura española; el argumento tiene gran importancia en la primera mitad, sin embargo el aspecto más a tener en cuenta es el de la descripción de los personajes, sobre todo en una serie de páginas dobles.

Anime_Warrior_by_QueenieChanHay una serie de personajes fundamentales en el mundo mítico de los libros de caballerías. En primer lugar, los héroes que en el Amadís, tal y como es interpretado por Emma Ríos, son dos: Amadís de Gaula y su hermano Galaor. Ambos son representados a la manera tradicional, como corresponde a la categorización del héroe épico en el manga. No hay, prácticamente, voluntad de arqueologismo por parte de la autora a la hora de recrear a estos personajes; prima el interés por plantear la idiosincrasia propia del héroe caballeresco: valor, fuerza, ternura cuando está cerca de la amada, y una expresión terrible cuando las circunstancias lo exigen. Quizá el momento más destacado de todo esto lo podamos encontrar en la representación de Amadís como Beltenebros. Se ha convertido en un bello tenebroso, sus ropas oscuras, la melena tapándole prácticamente el rostro. El enfrentamiento salvaje de Beltenebros contra el Endriago, es la única posibilidad gráfica de representar las emociones que Amadís siente en ese instante tan cercano a la muerte.

Amadís_de_Gaula_4Otro de los personajes que cabe destacar en la historia de Amadís es Oriana. En los libros de caballerías, un héroe sin una amada se convierte en una fuerza ciega sin un objetivo. La amada es la feminidad que origina el valor de las acciones del caballero, el cual existe en su errar continuo para lograr el momento de la culminación amorosa. En este sentido hay que destacar lo apropiado de la última viñeta elegida por Emma Ríos para la historia de Amadís de Gaula: la prueba del arco de los leales amadores. Así como a la hora de retratar al héroe, la dibujante utiliza los rasgos característicos del manga épico, para describir a Oriana, lo hace desde la feminidad. En la configuración de la pareja Amadís-Oriana se descubre la existencia de dos géneros del manga: el shojo (considerado como un manga destinado a lectoras), en el que predomina la expresión de los sentimiento románticos, y el shonen (para lectores masculinos) marcado por la acción. Más adelante haré referencia a los rasgos técnicos de uno y otro tal y como aparecen en Amadís de Gaula. Ahora es interesante constatar que los trazos con los que se diseña el personaje de Oriana corresponden plenamente con el papel que a la amada se adjudica en los libros de caballerías: dulzura, ensoñación, físico característico del ideal femenino renacentista (cabellos rubios, figura estilizada, equilibrio en la expresión de los sentimientos).

Amadís_de_Gaula_2            En el mundo caballeresco, por otra parte, las fuerzas mágicas alcanzan una expresión fundamental en la configuración heroica de la existencia. Este mundo de fantasía está representado por varios personajes en la obra de Emma Ríos. Ahí están: el lobo onírico que arranca dos corazones a Perión de Gaula, el gigante Gandalás, para el cual la autora escoge unos trazos cercanos a la expresión de los seres torturados del más allá que aparecen en el teatro clásico japonés (mirada perdida, melena blanca mecida por el viento) y el terrorífico Endriago, un monstruo con el cual tiene que enfrentarse Amadís. Además hay que destacar otros dos que se convierten en las fuerzas del destino caballeresco: Urganda la Desconocida y Arcaláus el Encantador. Para este segundo, Emma Ríos escoge unos rasgos en los cuales se fusiona la simbolización del mal (el color cálido y frío a la vez, una expresión torturada, un cuerpo y vestido cubiertos de signos) con una fuerza mágica que se expresa en la descripción de un gesto meditativo y en la pronunciación de una lengua innombrable con la que lleva a cabo sus hechizos; gráficamente esta fórmula de encantamiento es transcrita mediante unas letras o ideogramas imaginados con la mezcla de distintos alfabetos que el lector puede llegar a reconocer perfectamente. Urganda es la maga auxiliadora del héroe. Una de las habilidades que la identifica es su poder para cambiar de aspecto, es por ello por lo que a lo largo del texto aparece retratada de varias formas. En el primer momento es una jovencita verde que se le aparece a Gandales en el bosque. Ese color verde es la expresión de la Naturaleza, de la selva en la que habita. En la misma página, Urganda se transforma en una anciana, tal y como hace en el Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo. También será una doncella guerrera a la cual se reconoce en un permanente color esmeralda que en la viñeta final coincide con el del dragón que surgía del océano al comienzo de la aventura.

Amadís_de_Gaula_3            Uno de los mayores especialistas en el arte secuencial -que es otro de los nombres que se les da a los tebeos- es Scott McCloud. En su libro Hacer cómics. Secretos narrativos del cómic, el manga y la novela gráfica enumera una serie de características que se cumplen en la versión del Amadís de Gaula hecha por Emma Ríos; me ha parecido interesante recorrerlas y presentar aquí un resumen de ellas. Pueden servir de guía para aquel lector que quiera acercarse a la recreación de esta obra. Scott McCloud señala que los personajes del manga son icónicos, es decir, muestran sencillez y emotividad, tanto en sus figuras como en sus rasgos faciales lo cual persigue –y esto es una característica general del manga- una identificación del lector con el personaje. Por otra parte, la variedad de subgéneros narrativos que admite el manga es lo que hace posible que sus técnicas expresen cualquier tipo de historia, incluso una extraída de un mundo tan alejado al contemporáneo como es el de la fantasía medieval. Para conseguir una fuerte sensación de lugar, el dibujante manga tiene que cuidar al detalle la configuración del entorno en el que se mueven sus personajes. Hubo otro ilustrador de la fantasía medieval que consiguió plasmar en toda su plenitud el mundo de las aventuras caballerescas, este fue Harold Foster con su personaje El Príncipe Valiente; en su historia, Foster consigue una recreación arqueológica aparentemente real. No es este el efecto que persigue Emma Ríos; en sus dibujos lo que encontramos es una arquitectura (más que un diseño de decoración y elementos de interior) mediante la cual se provoca en el lector una serie de sensaciones, principalmente en la descripción de los palacios, de un gótico no muy identificable con la realidad, puesto que lo que interesa, como afirma McCloud, es la expresión de una intuición, en el Amadís de Gaula siempre cercana a lo onírico o al mundo de la fantasía que, al fin y al cabo, es el de las aventuras caballerescas.

Amadís_de_Gaula_6            En el manga son muy frecuentes, como en el Amadís de Gaula de Emma Ríos, las viñetas sin palabras en las cuales se expresa movimiento con encuadres que también transmiten percepciones subjetivas y sentimientos. Es muy característico de esto la secuencia en la que Gandalés rapta a Galaor. Esta técnica lleva a una mayor participación por parte del lector, el cual tiene que ensamblar las escenas para conseguir la información narrativa pertinente. Muchas de las técnicas van encaminadas a conseguir amplificar “la sensación de la participación del lector en el manga, una sensación de formar parte de la historia, en lugar de estar simplemente observando la historia desde lejos” (McCloud). Entre estas hay que destacar la del movimiento subjetivo, conseguido mediante un fondo con rayas que representa la velocidad del movimiento del personaje. Esas rayas, como lo que sucede en el cine cuando se quiere expresar la velocidad de la luz, transmiten la idea de que el receptor se mueve con el personaje. La técnica se utiliza principalmente en las escenas de acción que son muy frecuentes a lo largo de todo el Amadís de Gaula.

Amadís_de_Gaula_5            McCloud analiza, por otra parte, la diferencia genérica entre los mangas que, en un principio, iban destinados a lectoras (shojo) y los que se creaban para lectores (shonen). En el shojo predominan las emociones que pueden ser expresadas básicamente de dos formas: mediante las posiciones físicas de los personajes en relación unos con otros o mediante la plasmación de los sentimientos interiores en la representación de caras expresivas con las cuales se invita al receptor a participar en la vida interior del personaje. Estos rasgos se presentan, sobre todo en el dibujo de Oriana. En el shonen también se muestran las emociones desatadas mediante el lenguaje corporal, la utilización del movimiento subjetivo y los encuadres muy forzados que llegan a producir vértigo o lo que McCloud denomina “emoción visceral”.

Amadís_de_Gaula_8            En definitiva, todos estos rasgos son los que caracterizan la recuperación de esa obra clásica que es el Amadís de Gaula desde una estética contemporánea.

 Bibliografía.

Matsuoka, Hideki; Tatsuhiro Ozaki y Takehiko Matsumoto (Sociedad para el Estudio de las Técnicas del Manga) (2006); Cómo dibujar manga 1. Personajes. Barcelona. Norma.

McCloud, Scott (2008); Hacer cómics. Secretos narrativos del cómic, el manga y la novela gráfica. Bilbao. Astiberri.

Scott-Baron, Hayden (2008); Clipart manga. Madrid. Blume.

Publicado en Libros de caballería y edad media | Etiquetado , | Deja un comentario