CEMENTERIO EN BROADWAY

Diario de un poeta reciencasado de Juan Ramón Jiménez


XCIV
New York
10 de abril
A Ana Crooke

Está tapiado este breve camposanto abierto de la ciudad comercial, por las cuatro rápidas y constantes concurrencias del elevado, el tranvía, el taxi y el subterráneo, que jamás le faltan a su silencio obstinado y pequeño. Un sin fin de rayos de fugaces cristales correspondidos, que anuncian con letras de oro y negro todos los and Cº de New York, hieren, en la movible alquimia del sol último, recogido interminable y variadamente en sus coincidencias, las espaldas y los hombros de las tumbas viejas, cuya piedra renegrida y polvorienta se tiñe, aquí y allá de color de corazón.

¡Pobre pozo de muertos, con tu iglesita de juguete, cuyas campanas sueñan al lado de las oficinas que sitian tu paz, entre los timbres, las bocinas, los silbatos y los martillos de remache!… Mas lo puro, por pequeño que sea y por guerreado que esté, es infinito; y sólo la escasa yerba agriverde que los muertos de otro tiempo brotan, y una única florecita roja que el sol, cayéndose, exalta sobre una losa, colman de poesía esta hora terrible de las cinco, y hacen del cementerio un único hermano gemelo del ocaso inmenso, trasparente y silencioso, de cuya hermosura sin fin queda la ciudad viva desterrada«.

A lo largo de Diario de un poeta reciencasado, Juan Ramón Jiménez alcanza varios momentos de iluminación en los que sus composiciones logran atisbar esa eternidad estética que, a lo largo de su vida, va a convertirse en una de sus mayores preocupaciones.

El poema en prosa «Cementerio en Broadway» está fechado en New York el 10 de abril. Ya en «La negra y la rosa» (5 de abril), la primavera como experiencia trascendente y poética cobraba plena consciencia al ser anunciada por esa mujer negra abanderada de una rosa roja que inundaba de luz el metro tenebroso. Cuatro días después, el 9 de abril sirve para datar unas pocas líneas en prosa que dan constancia de la notoriedad del renacimiento que es la primavera en la misma línea que «La negra y la rosa»; se trata de «Primer día de primavera» (XCIII): «En un remolino de viento fresco, color nuevo, olor reciente, canción tierna, el mundo que se hace mundito, para empezar de nuevo a inflarse. Nada más».

Un remolino que llega de repente y es fugaz como un relámpago que todo lo ilumina pues, aunque sea «Nada más» es lo Absoluto expresado en la presencia de los sentidos: el tacto de un viento fresco, la vista de un color nuevo, el olfato en olor reciente y el oído de canción tierna. En estos sintagmas, la sinestesia se convierte en un instrumento dotado con la capacidad de expresar un mundo con voluntad de ser nuevo, pues el momento culminante de la enumeración, el final, contiene la sensorialidad de una canción -que es la poesía- convertida en lo tierno de una realidad que comienza a brotar.

El espacio de «Cementerio de Broadway» está constituido por dos lugares, uno de ellos un Locus clausus, tras una tapia, es el Camposanto; el otro: la ciudad de Nueva York, la gran metrópoli, la urbe inhumana que unos años después también retratará Federico García Lorca en su Poeta en Nueva York (1929). Aquí no se queda Nueva York en la frialdad de unos edificios hechos desde unas dimensiones inhumanas, dedicadas a fines comerciales, y de los subterráneos oscuros que, en un principio, parecen alejarse de todo afán poético. Igual que García Lorca, antes Juan Ramón Jiménez se encontró con esos edificios que acongojan; una primera sensación que pronto será vencida para dar paso a distintas experiencias estéticas; éstas, en el caso del poeta de Moguer, todavía son más evidentes, hasta dar alcance al ámbito de la Eternidad, que también es el de la Belleza y la Pureza absolutas.

Broadway es el espacio abierto, la ciudad comercial, definida desde la rapidez y el ruido de coches, tranvías o la oscuridad del metro: timbres, bocinas, silbatos y martillos de remache; sus edificios se dibujan en cristales con carteles de empresas con letras de oro y negro; y, a diferencia de lo que ocurre con el subterráneo de «La negra y la rosa», la multitud se transforma en la ausencia de personas directamente mencionadas, con ello Broadway parece ser un espacio más inhumano que el del cementerio rodeado del ruido de la ciudad.

A lo largo de todo este poema en prosa se producen contraposiciones continuas que son la posibilidad de trazar un camino que va acercándose paulatinamente a la Belleza, igual que unos días antes en «La negra y la rosa» distintos elementos de la realidad se van superponiendo hasta conformar la explosión de Eternidad. Todo ello -en ambas composiciones es igual- gracias a la «alquimia del sol», bien del amanecer en uno o del ocaso «el sol último» en otra. «Cementerio en Broadway» sucede a esa «hora terrible de las cinco», como años después en Lorca. Al fin y al cabo, la alquimia es un proceso cercano a la magia, produce la transubstanciación y, además, puede ser considerada como un verdadero camino interior, tanto como esa iluminación que alumbra un mundo totalmente nuevo, surgido de la realidad cotidiana, contemplada y transmutada en el taller interno del alma del poeta.

Afrontando a la ciudad se encuentra un pequeño camposanto que parece provenir de tiempos antiguos pues está formado por tumbas viejas, en silencio obstinado con piedras renegridas, polvorientas y teñidas con color de corazón; se trata de un pozo de muertos con una iglesita de juguete en la cual unas campanas sueñan, duermen, permanecen en ese silencio que vuelve trascendental este espacio contrapuesto al ruido de una ciudad inhumana, más que el cementerio en el cual habitan los muertos entre hierba agriverde y una florecita roja. Tanto es así esto último que lo apartado no es el camposanto viejo, sino la ciudad desterrada en la que no hay vida, pues no está en ella la posibilidad de eternidad y belleza.

Desde luego que en «Cementerio en Broadway» hay realidad: la dedicatoria a Ana Crooke, prima segunda de Zenobia, hija de su tía abuela Elizabeth Aymar; realidad es también el paisaje -ciudad y cementerio-, aunque esté retratado desde el esteticismo. Sin embargo, lo que verdaderamente importa es aquello que trasciende al espacio habitual pues esa realidad, en palabras del propio poeta, se «colma de poesía» ya que pasa a ser infinita, hermosura que nace desde la contraposición con unos valores antipoéticos desde estos se llega al enfrentamiento brillo y muerte con un final inaudito, pues todo va a trastocarse después, cuando la iluminación viene desde la contemplación del cementerio hasta llegar a alcanzar esa pureza mediante la cual se define el proceso poético juanramoniano.

Entramos así en el ámbito de la Poesía Pura, revolución que se produce en la poética occidental de principios del siglo XX. Y aquí, Juan Ramón, en 1917, es el adalid, pues El cementerio marino de Paul Valéry es de 1920 y La tierra baldía de T.S. Eliot de 1922, por poner dos ejemplos claros de ese concepto de poesía pura en la que el simbolismo contenido en la metáfora se convierte en recurso básico.

En The Waste Land, T.S. Eliot representa un mundo caótico y desacralizado por el materialismo, que necesita de una renovación que ha de venir de lo trascendente y lo simbólico. La tierra desolada es el reino de Arturo cuando el monarca yace postrado de sufrimiento y cuando surge la necesidad de una Quête, que es la del Grial, búsqueda de lo trascendental. La misma gesta es la poesía de un Juan Ramón Jiménez errante en pos de una eternidad que es como el recipiente sagrado que perseguían los caballeros de la Mesa Redonda para dar significado a un mundo que se había perdido.

En el poema «El entierro de los muertos» de La tierra baldía, T.S. Eliot se sitúa en una cronología y un topos -el cronotopo bajtiniano- coincidente con «Cementerio en Broadway»; leamos:

«Abril es el mes más cruel, criando
lilas de la tierra muerta, mezclando
memoria y deseo, removiendo
turbias raíces con lluvia de primavera.
El invierno nos mantiene calientes, cubriendo
tierra con nieve olvidadiza, nutriendo
un poco de vida con tubérculos secos».

Imágenes que han de completarse con este otro fragmento, con rocas rojas equivalentes a esa «piedra renegrida y polvorienta» que «se tiñe, aquí y allá, del color del corazón»

«¿Cuáles son las raíces que prenden, qué ramas
se extienden en estos pétreos escombros? Hijo del hombre,
no lo puedes decir, ni adivinar, pues sólo conoces
un manojo de imágenes rotas en las que el sol golpea,
y el árbol muerto no cobija, ni consuela el grillo
ni mana el agua de la piedra seca. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja».

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EL HERMANO DE LA COSTA

SOBRE EL PIRATA(O EL HERMANO DE LA COSTA) DE JOSEPH CONRAD

UNA FUENTE PARA LA NARRATIVA DE ÁLVARO MUTIS

El Hermano de la Costa está fechada en 1923 y es la última novela en vida de Joseph Conrad (1857-1924)

Retrato de Joseph Conrad

La narrativa de Joseph Conrad se parece mucho a esa persecución marina que leemos al final de la novela; el significado se cree al alcance de la mano, sin embargo, en algún momento, un golpe de timón o un viento afortunado hace que se pierda el sentido unitario de las palabras que forman el relato; y así nada concluye hasta que la última pieza del puzzle que forma la historia es puesta en su sitio.

Este tipo de novela es diferente a las aventuras que podemos apreciar en otros autores como Emilio Salgari o Rafael Sabatini. En Joseph Conrad se hace evidente que las técnicas narrativas han sufrido una depuración a lo largo del siglo XIX, aunque el antiguo marino polaco no rompe con algunos elementos que ya se localizan en el Romanticismo: los amores del Teniente Réal, de la armada, y la huérfana de la Revolución; la misma construcción de ésta, Arlette, nos aproxima a algunos rasgos que encontramos en las novelas de Victor Hugo, también es así con el amigo lisiado de Peyrol. De la misma manera, en el Realismo: la configuración del Hermano de la Costa, esa imagen de toda una nación, tal y como hace Balzac en Los Chuanes; o el amor crepuscular, pero igualmente hermoso, que se vislumbra entre Peyrol y Catherine.

Cuando pensamos en piratas, inmediatamente nos trasladamos al Caribe, a las Antillas, a Veracruz, Maracaibo, Cartagena de Indias o el Morro de San Juan en Puerto Rico; quizá el Océano Índico, allí donde sus costas se llaman Malasia…, con Peyrol en esta novela de Joseph Conrad vamos más hacia un hombre que ha vivido a sangre y fuego en Oriente –no tanto como su oficio sugiere-, pero que regresa a su patria, muy cerca de las convulsiones revolucionarias, para retirarse cerca de Tolón, donde al parecer está su incierto origen, después de un golpe de fortuna que ha puesto en sus manos una fortuna que le va a permitir vivir tranquilamente, cumpliendo el sueño de tantos piratas que pretenden alejarse del mar teñido en sangre, aunque jamás logran el retiro ansiado -así se retratan los filibusteros de La isla del tesoro de R.L. Stevenson.

Pero Peyrol es un personaje trágico, como lo es todo el ambiente que le rodea en la costa cercana a Tolón que ha escogido como residencia, y por ello el destino va a ir a buscarlo y, así, un desesperanzado lobo de mar solitario y ajeno al mundo se transforma en un ejemplo más de ese desencanto que define a Maqroll el Gaviero cuyas raíces se adentran profundamente en una novela como es El hermano de la Costa.

A todo ello hay que sumar espectaculares momentos poéticos en los que el mar cobra un protagonismo especial; en estos fragmentos se ve el marino que fue Joseph Conrad.

Aquí está el principio de la novela, en traducción de J.G. de Luaces (El hermano de la costa, Destino. Barcelona. 1984)

“Después de haber entrado al romper del día en aguas del puerto de Tolón, y tras ponerse a voz con uno de los prácticos de la flota que acudió para indicarle el sitio donde debía fondear, el cabo de cañón de la Armada, Peyrol, largó el ancla del maltratado buque que traía a su cargo, entre el arsenal y la ciudad, en frente del muelle principal. El curso de su vida, que cualquiera hubiese juzgado llena de maravillosos incidentes (de los que sólo él no se sentía maravillado), le había hecho impasible a tal extremo, que ni siquiera exhaló un suspiro de alivio al oír el chirrido de la cadena del áncora. Y, sin embargo, aquel día era el último de una travesía de seis meses, casi siempre a media ración, a bordo de una cáscara de nuez cargada de valiosas mercancías, averiada, siempre en constante afán de eludir la persecución de los corsarios ingleses, un par de veces en riesgo de naufragio y más de una en peligro de captura. Pero el veterano Peyrol no había hecho más caso de estos azares que del valor del cargamento, aceptándolo todo flemáticamente, porque así era su carácter, formado bajo el sol del mar de las Indias, entre disputas con gentes de su especie por pequeñas participaciones en ilícitos botines, casi tan pronto gastados como percibidos. Estaba habituado, pues a soportar igualmente altas y bajas, en el curso de una dura y precaria vida, que ahora lindaba en los cincuenta y ocho años”.

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BARBARROJA

Una película de Akira Kurosawa

Dedicado a todos aquellos que, en silencio, transmiten su más profundo conocimiento

La película Barbarroja (Akahige, 1965) de Akira Kurosawa está basada en una colección de relatos de Shugoro Yamamoto (1903-1967). La historia se desarrolla en el Japón de finales del período Tokugawa, en el siglo XIX; su protagonista es un joven destinado a un hospital dirigido por el doctor Kyojo Niide, conocido como Barbarroja. Se relata aquí el proceso de aprendizaje de las verdades de la vida de Yasumoto, el cual regresa a Edo (Tokio) después de varios años de estudios en Nagasaki donde ha podido entrar en contacto con las técnicas médicas modernas occidentales.

La soberbia del joven que se sabe poseedor de unos conocimientos privilegiados, el desengaño amoroso que ha sufrido y la ambición que le lleva a querer una ocupación junto a los poderosos, todo ello, le lleva, en un principio, a despreciar el puesto que le ha sido designado. Sin embargo, el médico que dirige el hospital, cuyos principales pacientes viven en la más absoluta miseria, va a cambiar radicalmente el modo de ver la vida del joven Yasumoto. En este sentido, esta película de Akira Kurosawa se inscribe en una de las líneas argumentarles que caracterizan su filmografía: el aprendizaje para la vida, la búsqueda de la sinceridad y el progresivo acercamiento a la humanización de la persona en su faceta profesional; habría que recordar al respecto filmes como Sugata Sanshiro (1943), Perro rabioso (1949), Vivir (1952), Los siete samuráis (1954) y Sanjuro (1962).

Barbarroja marca una inflexión en la producción artística de Akira Kurosawa. En primer lugar, porque es la última película en la que el director recurre al actor Toshiro Mifune. En segundo, puesto que señala el final de su etapa estética de utilización del blanco y negro. Quizá habría que considerar que Barbarroja, desde lo visual y lo sentimental es uno de los puntos culminantes de la carrera del cineasta japonés, aunque esta discusión no tiene sentido a la hora de valorar uno más en una lista de filmes tan espectaculares como Los siete samuráis, Perro Rabioso, Yojimbo, Ran, Dersu Uzala, Los sueños, Trono de sangre, La fortaleza escondida, Rashomon…

Lo que sí que es cierto, es que Barbarroja alcanza lo más profundo del espectador, y buena parte de responsabilidad de esta sentimentalidad radica en una de las bases que caracterizan la estética de la cultura japonesa: el mono-no-aware; ¿En qué consiste?, la belleza que reside en la tristeza, pero no en un dolor vacío sino en la contemplación de la caducidad, la imperfección, la desgracia; no con una finalidad depresiva, pesimista, sádica o masoquista morbosa, sino como una provocación de nostalgia que lleva al compromiso hacia aquello efímero y profundamente humano que se contempla. Este es uno de los valores definidores de la cinematografía japonesa en general y de Akira Kurosawa en particular, baste recordar los títulos antes mencionados.

El principio de mono-no-aware se aleja de toda expresión controlada, del romanticismo más ñoño o de la crueldad más gratuita. De aquí esa tensión que se produce entre la tristeza de lo que sucede y el comportamiento del verdadero protagonista de Barbarroja, el doctor Niide, interpretado por un Toshiro Mifune que alcanza, en esta película, uno de sus puntos álgidos. Tensión que va a culminar en esa escena turbulenta que es el enfrentamiento de Niide con los proxenetas en el Barrio de prostitución, escena, por otra parte, coreografiada con el cuidado de un kata de Jiu-jitsu o de Aikido.

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ALFONSO EL BATALLADOR POR ANDALUCÍA

CAMPAÑA MILITAR DE ALFONSO EL BATALLADOR

Aunque siempre que se trata de Cruzada se piensa en las que se desarrollaron para intentar arrebatar a los musulmanes el control de la Tierra Santa de los cristianos, las primeras cruzadas que se desarrollan como tales, es decir como un grupo de guerreros organizados en nombre de una idea religiosa para luchar contra representantes de otra, suceden en Aragón, en la época de Sancho Ramírez; de hecho gracias a ésta, predicada desde Roma, se conquista Barbastro en 1064, aunque al poco la ciudad volvería ser reconquistada por los musulmanes. Hay que tener en cuenta que estos enfrentamientos tienen plena razón de ser, y a la vez sirven como ensayo, en tierras hispánicas, donde reinos cristianos y Al Andalus estaban afrontados. En 1073 se lleva a cabo una segunda cruzada en tierras aragonesas, en este caso al mando del conde Ebles de Roucy.

Este dato es importante, aunque esté eclipsado por el recuerdo de las Cruzadas en Oriente; explica el afán conquistador del rey aragonés Alfonso I el Batallador, pues el espíritu de cruzada es el motor espiritual de sus empresas guerreras, tanto así que en su testamento dejará escrito que quiere que su reino se entregue a las Órdenes Militares.

Numerosas son las campañas que Alfonso I organiza a lo largo de su vida; incluso antes de reinar, pues acompaña a su medio hermano, Pedro I, a Valencia, en ayuda del Cid Campeador, sitiado por los almorávides. No hemos de dejar de lado esta cuestión pues sirve para ubicar en su contexto la operación por Andalucía que ha de desarrollarse después de conquistada la ciudad y reino de Zaragoza. La algarada hacia Valencia implica que Alfonso y sus nobles conocían la tierras de Levante, por las que habrán de avanzar hacia Granada; por otra parte sabe las tácticas militares de los almorávides contra los cuales se desarrollan los principales momentos bélicos de Alfonso el Batallador: la conquista de Zaragoza en 1118; la batalla de Cutanda en Junio de 1120, y la batalla en la que los almorávides son derrotados por el ejército aragonés por segunda vez entre Cabra y Puente Genil (en la actual provincia de Córdoba).

No trataremos ahora de la conquista de Zaragoza, pero sí mencionamos Cutanda, quizá menos conocida. Se desarrolló a doce kilómetros al este de Calamocha (Teruel). En esta batalla participó como cruzado el Duque de Aquitania, Guillermo IX, el célebre trovador, uno de los ejemplos máximos de fusión del ideal guerrero medieval con la poesía.

A lo largo de la Edad Media hay relaciones entre los mozárabes andaluces con el reino de Aragón, así, por ejemplo, en 1084, los restos de San Indalecio, primer obispo de Urci (junto a Almería) son trasladados a San Juan de la Peña. También se producen frecuentes inmigraciones de mozárabes al reino de Aragón, de hecho hay que tener en cuenta que la situación de los cristianos en Al-Andalus, empeoró con la llegada a la Península de los Almorávides. Los mozárabes de la zona de Granada y de las Alpujarras (según las fuentes árabes de la época) pidieron en repetidas ocasiones, ayuda al rey de Aragón, a la vez que ofrecían su ayuda como combatientes y describían las riquezas de las tierras del Sur.

Así se describe la campaña en la Historia de San Juan de la Peña

CAPÍTULO XXV “DE OTRAS VICTORIAS QUE ALCANZÓ EL EMPERADOR DON ALONSO CONTRA INFIELES, SALIÉNDOLOS A BUSCAR FUERA DE SUS PROPIOS REINOS”

Entró el Rey don Alonso, en año 24 ó 23 según otros, por las [tierras de Valencia], sugetas al Rey Lobo. Hízole cruel guerra, mandándole talar y quemar las vegas, y pueblos que se le defendían. Llegó desta suerte hasta el río Xúcar sin que señalen las historias que se apoderasse. Passó de la otra parte del río y también se escrive que taló su vega y en particular la de la ciudad de Denia de que tuvo notable sentimiento aquel Rey Moro, sin hallarse con fuerças para poderlo remediar. Passose al Reyno de Murcia, que también era suyo, y tras él fue el Rey victorioso, talando y quemado, para acrecentar más su sentimiento y obligarlo a venir a las manos porque en batalla campal esperava averlo a las suyas y ocuparle fácilmente el Reyno en fuerça de la victoria. Pero el Rey Lobo, o por no hallarse prevenido de sus gentes, o porque le pareció mejor consejo dar lugar a don Alonso, que passava victorioso haziendo lo que la tempestad furiosa, que aunque el rato que dura tala y destruye todo lo que encuentra, pero pássase aquel rigor, luego sucede bonanza, y cielo alegre. Ganó en esta ocasión el Rey, a la ciudad de Murcia, con otros muchos pueblos.

Por estar aquello tan lexos, y no ir el Rey, con intentos de conquistar, sino de castigar aquellos nuevos Reyes, passó adelante con su exército a la ciudad de Almería, que era una de las principales, con que se alçó su enemigo Abengumeda, donde le hizo diferentes daños. Según las memorias que refiere Çurita, en esta ocasión, mandó el Emperador assentar su Real sobre Alcaraz, al pie de una montaña, y allí tuvo las fiestas de Navidad de Christo Señor Nuestro, si bien el año es diferente. Yo hallo esta misma relación en la historia antigua de San Juan de la Peña, y no llama a este lugar sino Alcázar.

Prosiguió de allí con su exército, hasta entrar por el reyno de Granada, y discurriendo por el Andaluzía (talando y quemando las vegas y campos como lo avía hecho por los Reynos de Valencia y Murcia) llegó a poner cerco a la gran ciudad de Córdova. Algunos dizen que el Rey Moro sin aguardar batalla se la rindió.

Pero conforme a lo que escriven Çurita y otros muchos autores, el Moro, aviendo juntado toda la mayor fuerça de la Morisma de aquellas provincias, peleó con los nuestros, en un lugar llamado Arinçol, donde quedó vencido con muerte de muy gran número de los suyos.

Los Anales antiguos de Castilla escriven una notable batalla, digna de memoria que dio el Rey don alonso junto a Aranzuel, y que en ella quedaron onze Reyes Moros vencidos.”

Según las distintas fuentes la organización del ejército de Alfonso el Batallador varía entre los 4000 caballeros escogidos y los 5000 caballeros acompañados de 15000 infantes, un ejército nada desdeñable para la época, desde luego. Entre los cruzados se encontraba Gastón de Bearn, el cual también acudió a la conquista en 1118 de Zaragoza.

Las intenciones de Alfonso el Batallador era, por un lado, y esta era la excusa, ayudar a los mozárabes granadinos; la segundo, fundar un principado cristiano en el centro de Al-Andalus, a manera de los que se desarrollaron con los Principados Cristianos en Tierra Santa de Oriente.

Alfonso el Batallador abandona Aragón a finales de septiembre de 1125 y el 20 de octubre se encuentra en Valencia; en ese momento se descubre cuál es la auténtica intención de su campaña. En Valencia se producen pequeñas escaramuzas contra la guarnición almorávide al mando de Ben Warqa; en ese momento se le unen cristianos mozárabes del reino de Valencia. Días después se ataca sin éxito la ciudad de Alzira y el 31 de octubre Denia, con la correspondiente tala de campos. Sigue el avance hacia Játiva-Peña Cadiella, una plaza sumamente importante desde la época del Cid; Murcia, Vera, Almanzora, Purchena, Tíjola, donde el ejército se detiene durante ocho días, para después intentar tomar la ciudad de Baza.

Al llegar a Guadix se produce un primer ataque y dos acampamientos del Real, el primero en Graena y el segundo en Alcázar. El segundo ataque supuso permanecer sitiando la ciudad durante un mes; allí transcurrió la navidad de 1125. Desde Guadix se envían mensajeros a los mozárabes de la zona. El objetivo de Alfonso el Batallador se hace más evidente todavía. De Guadix, el ejército sigue avanzando hacia Diezma, hasta llegar a Granada, gobernada por el almorávide Abu-l-Tahir.

El caudillo de los mozárabes granadinos, Ibn al-Qalas, no puede contener a sus hombres y estos se suman al ejército del Batallador; exagerando, evidentemente, las cifras, los cronistas árabes afirman que la hueste cristiana estaba formada por 50000 hombres.

Abu-l-Tahir pide refuerzos a África, a Murcia y Valencia; se envían numerosos refuerzos. Al saber de la incursión de Alfonso el Batallador, desde Sevilla parte hacia Granada un ejército al mando de Abu Bakr, hijo del Emir de los musulmanes. Cuando llega a Granada este ejército es demasiado tarde, pues los cristianos ya están rumbo a Córdoba. También llegan refuerzos africanos desde Mequinez, al mando de Abu Halfs ben Tuzyin, desde Fez, con Inalu al-Lamtuni, el cual será nombrado gobernador de Granada.

Alfonso El Batallador, Zaragoza

Cuando Alfonso el Batallador llega ante las murallas de Granada el 7 de enero de 1126 cunde el pánico en la ciudad; acampa en la aldea de Nivar. Intensas lluvias y hielo marcan los diez días durante los cuales aguardan a que los mozárabes de la ciudad abran sus puertas, pero lo más que llegan a hacer es suministrar víveres al ejército aragonés, que ha de soportar continuos ataques de la caballería musulmana. La ciudad de Granada no capitula, de hecho Ibn-l-Qalas, al verse reforzado se niega a entregarla. Según Orderic Vital unos 10000 mozárabes se unen al ejército de Alfonso.

Los cristianos van a permanecer durante bastante tiempo por los dominios granadinos, causando todo el daño posible; posteriormente siguen su marcha: Maracena, Pinos Puente, Assica (Las Angosturas y Río Frío), Luque.

Un pensamiento ocupa la mente de Alfonso el Batallador, entrar en la ciudad de Córdoba.

Baena, Espejo, Cabra, Lucena. Entre Lucena y Puente Genil se produce la batalla de Arnison, Arinzol, Aranzuel, Anzur o Anzul, de todos estos modos es citada en las crónicas.

Esta batalla sucede el 10 de marzo de 1126, a tres leguas (unos 16,5 kilómetros) de Lucena, en el término de Puente Genil. De madrugada se produce el ataque de los musulmanes, de un modo desordenado y esparcidos por el campo de batalla, consiguen llegar a entrar en el campamento de los cristianos. A medio día, Alfonso viste su armadura y organiza el ejército en cuatro escuadrones, estrategia que le dará la victoria. A la puesta del sol, Abul-l-Tahir ordena levantar sus tiendas; traslada su posición desde una hondonada a una colina. Los combatientes cristianos se desmoralizan, pues se produce una situación de desventaja al estar el ejército de los musulmanes en una posición más elevada, así que comienzan a retirarse. Ahora, bien, ya de anochecida, con el temor vencido, las tropas de Alfonso el Batallador entran en el campamento musulmán y consiguen la victoria.

El regreso, viendo lo desmesurado de su empresa, aunque perfectamente podría haber conquistado la ciudad de Córdoba, mantenerla habría sido harina de otro costal, Alfonso el Batallador ordena el repliegue: Alpujarras-Río Guadalfeo, Motril, Salobreña, Velez Málaga, Mar Mediterráneo, Dilar, a una legua de Granada, nuevamente Granada –obsérvese el paseo casi triunfal del Batallador por tierras de Al-Andalus-, Alhendin, Alicun de Ortega, Guadix, donde se produce un ataque de los musulmanes y muere uno de los principales capitanes aragoneses, causa por la cual es descrita como una victoria para los almorávides. Baza, Llano de Caravaca, Peña Cadiella, Játiva, Zaragoza.

Se ha fracasado en el intento de crear un principado cristiano en Granada. Se ha fracasado en la conquista de Granada. Alfonso, confiando en el importante apoyo desde el interior de Granada por parte de los mozárabes no había organizado su ejército con vistas a la conquista de la ciudad por sitio. Esta es la razón por la cual ninguna ciudad fue conquistada; sin embargo, la única ocasión en la que se produce una auténtica batalla campal y medianamente organizada, el triunfo es para las tropas aragonesas.

La retirada se produce en situaciones penosas, continuos ataques de los ejércitos africanos; a las tropas se unen abundantes contingentes de mozárabes no combatientes, que temen por la venganza de los almorávides; muchos de ellos serán llevados como repobladores a las tierras recién conquistadas por Alfonso el Batallador. A ello hay que unir que se produce hambre y peste entre la hueste cristiana.

El ejército regresa a tierras aragonesas en junio de 1126. A su llegada, el rey se preocupa especialmente por los mozárabes que le habían acompañado: no serían siervos de ningún noble, ni ellos ni sus descendientes, dependerían directamente de la Justicia Real y quedaban exentos de ciertos impuestos.

Bibliografía
1.- LACARRA, José Mª. (1978), Alfonso el Batallador, Zaragoza, Guara.
2.-HISTORIA DE LA FUNDACIÓN y antigüedades de San Juan de la Peña y de los Reyes de Sobrarbe, Aragón y Navarra que dieron principio a su Real Casa y procuraron sus acrecentamientos, hasta que se unió el Principado de Cataluña, con el Reino de Aragón. Edición facsímil de 1620, ordenada por el Abad de San Juan de la Peña Juan Briz Martínez, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1998.
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Imaginación aplicada a la adivinación

EL TAROT DE LOS ILUMINADORES DE LA EDAD MEDIA
OSWALD WIRTH
(Fragmento)

El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de RoccaneraCuando la leyenda representa a la Humanidad como caída desde un estado original de iluminación natural, parece que se está haciendo referencia al instinto que ayuda a los animales. La Naturaleza cuida de las criaturas vivas que la obedecen pasivamente y ella les permite llevar a cabo, sin errores, las acciones que demanda su plan vital. Mientras permanezcan obedientes a sus impulsos, los animales disfrutan de privilegios que están perdidos para la criatura que decide dirigir su vida según su propio juicio. Tan pronto como la razón, mientras que todavía es débil, asume la dirección del individuo, hay una revolución contra el orden de las cosas natural y primigenio. La razón enturbia la lucidez del instinto, este es el estado de caída de la criatura que, sin embargo, tiene una razón que es imperfecta.

Se nos impone un aprendizaje lleno de dificultades, porque la razón se desarrolla sólo en detrimento del instinto, y este instinto pierde su claridad cuando se enfrenta al triunfo de la completa claridad de la razón que hay en nosotros. Un periodo de angustia llega en el tiempo que hay entre el reinado del instinto y el de la razón pura. La transición podría ser dolorosa si no fuese por una facultad que ni es del instinto ni de la razón, aunque parece haberse situado entre ambas. Aparece con el amanecer de la inteligencia; su luz difusa nos da diversión antes que instrucción. Las imágenes la muestran como incoherente, pero fascinante y da lugar al desarrollo de ideas. Esta facultad es la imaginación.

Representación del Yin y YangDebemos tener cuidado de no rechazarla. Fue situada en una posición de honor miles de años antes de la civilización griega. A ella le debemos todo conocimiento humano fundamental y el concepto original de las religiones y de las ciencias; porque todo germen de luz que trae una semilla de claridad al cerebro humano fue recibido por la intuición de los seres humanos primitivos y humildes.

Al abandonar el dominio del instinto, ciertamente no pensamos en preguntarnos acerca de cuestiones filosóficas, cuando no afrontamos ante el espectáculo de la Naturaleza, sufrimos y cedemos a las impresiones, sin razonar sobre ellas. Así los objetos aplican un poder de sugestión sobre nuestra imaginación sin posibilidad de contrastarla. De ello, deriva nuestra extraordinaria “facultad de imaginación” que nos sorprende cuando la observamos en niños o en individuos a los que les ha sido posible conservar algo del niño que eran. Este tipo de consciencia era la que pertenecía a la humanidad en sus tiempos más tempranos y de ella quedan restos todavía en los pueblos menos civilizados de la actualidad. Fue definida por su falta de capacidad para formular ideas claras y precisas. Hablando con propiedad, el hombre primitivo no hablaba, soñaba. Rebelde ante cualquier esfuerzo intelectual, es receptivo, un agente pasivo en relación a lo que alcanza a su mente. Su percepción es abierta y toma como verdad todo lo que llega hasta él, cosa que es sumamente peligrosa pues abandonada a sí misma, la imaginación se complace en la extravagancia; así pues podría no ser sabio entregar a la imaginación el poder de arbitrar nuestras decisiones.

Algunas naciones cuya civilización nos maravilla, sin embargo, han escuchado a la imaginación cuando consultaban a los oráculos y rendían la debida reverencia a los colegios de adivinos que eran los encargados de interpretar los oráculos. En los más antiguos principios de los agrupamientos en forma de sociedad, nos encontramos, no con filósofos, sino con humildes brujos-sacerdotes, antecesores de los adoradores de imágenes de nuestras tribus salvajes. Con una fe instintiva que era absoluta, la autoridad de los sujetos de mentes abiertas llegó a ser dominante; alcanzaron, de una manera bastante natural, el puesto de Reyes-Sacerdotes, como los primeros soberanos en la historia de Egipto y Mesopotamia. Su poder fue ejercido en el nombre de la divinidad que manifestaba su voluntad por la intercesión de los adivinos. A juzgar por su perduración, este régimen no causó más abusos que otros que le sucedieron. Los celtas no tuvieron quejas contra los druidas y más de una monarquía laica hizo desear el regreso de los gobiernos teocráticos ya pasados de la Antigüedad.

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La Sacerdotisa

EL TAROT DE LOS ILUMINADORES DE LA EDAD MEDIA
OSWALD WIRTH
(Fragmento)

La Sacerdotisa. El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de RoccaneraLa personificación de la causa inicial de toda acción, el Mago (arcano I) se mueve rápido y no descansa, por ello es representado de pie; en este sentido se opone a la Sacerdotisa (arcano II) que está sentada, sin movimiento y en calma, impenetrable y hierática. Ella es la sacerdotisa del misterio, Isis, la diosa de la noche profunda; sin su ayuda, el espíritu humano no podría penetrar en la oscuridad. Su mano derecha sujeta entreabierto el libro de los secretos que nadie puede tomarlo de ella a menos que la Sacerdotisa le entregue las llaves que porta en su mano izquierda. De esas llaves que abren los aspectos ocultos de las cosas (esoterismo) una es de oro y está relacionada con el sol (la palabra, la razón) y la otra es de plata, y tiene su afinidad con la luna (imaginación, lucidez intuitiva). Esto significa que se deben unir la lógica estricta y la capacidad dulce de impresionarse, si uno aspira a las cosas divinas que permanecen ocultas, al conocimiento que la Naturaleza esconde para la gran mayoría de nosotros.la sacerdotisa, El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media, Antonio Joaquín GonzálezLa adivinación en la Sacerdotisa inspira; aplica el discernimiento a la realidad que se esconde detrás del velo de lo que es aparente para nuestros sentidos. Para la persona intuitiva, favorecida por Isis, los fenómenos son un espejismo que, por los impedimentos de la mirada fisiológica, estimulan la visión de la mente.

Al abandonar la Unidad de la cual todo emerge (arcano I) llegamos a la esfera de lo Binario o de la diferenciación; es el patio de entrada al Templo de Salomón, en él se alzan las dos columnas de Jakin y Boaz entre las cuales está entronizada la Sacerdotisa, delante de un velo con iridiscentes dobleces que enmascaran la entrada al Santuario.

De las dos columnas, una es roja, la otra azul. La primera corresponde al Fuego (vitalidad, devorador ardiente, actividad masculina, sulfuro de los alquimistas ); la segunda se relaciona con el Aire (la respiración que da la vida, la sensibilidad femenina, el mercurio de los sabios). Toda creación florece desde esta dualidad fundamental: Padre-Madre, Sujeto-Objeto, Creador-Creación, Dios-Naturaleza, Osiris-Isis…

La orgullosa fachada del templo simboliza, en su totalidad, toda revelación fenoménica, la objetividad en sus infinitas variedades de aspectos que a cada uno de nosotros le está permitido ver. La cortina que ha de levantarse para poder entrar en el recinto sagrado es la pantalla en la que las vívidas imágenes del pensamiento son proyectadas. Las percibimos en el resplandor de un material con millares de matices, cuyos pliegues ondulados por la brisa, tanto que no podemos agarrar sus contornos bordados en continuo movimiento. Estas imágenes fascinan al visionario que le gusta leer en la luz astral como las Pitonisas. Esta “Luz”, por la cual los ocultistas juran, es comparable a la bruma fosforescente que envuelve al planeta y remueve la imaginación de sujetos lúcidos. Ha sido simbolizada por la serpiente Python a quien Apolo (la Razón) atraviesa con sus flechas. Si él se muestra digno por sí mismo, la gran sacerdotisa descorrerá para él un segundo velo para permitirle leer en su cara y especialmente en sus ojos. Aquel en el que la diosa confía no será engañado por ningún espejismo, porque poseerá el secreto de las cosas, por el hecho de que ha practicando en “imaginar correctamente”. El verdadero iniciado no se detendrá en estas pequeñas distracciones en el umbral que para él no es otra cosa más que “la mera insignificancia de una puerta”.

El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de Roccanera

Portada Libro El Tarot de los Iluminadores de la Edad Media

La enseñanza de la Sacerdotisa está, de hecho, basada en la imaginación, como la luna creciente sobre la parte superior de su tocado así nos muestra. Este tocado está rodeado por dos diademas que tienen engarzadas piedras preciosas. La diadema que toca la frente alude a la Filosofía Oculta y a las sutiles doctrinas del Hermetismo; la otra, más estrecha y situada más arriba es el emblema de la Gnosis, confianza en la sabiduría, fruto de las más altas formas de pensamiento.

La Sacerdotisa de los misterios está vestida en azul oscuro, pero una luminosa estola blanca cruza sobre su pecho. Ésta forma una cruz; en cada uno de los brazos de ella se marca una segunda cruz. Este modelo sugiere el poder de la revelación que hace claro lo oculto, gracias a la luz que emana del conflicto de los dos elementos opuestos. La cruz oblicua X (cruce de espadas) simboliza un encuentro hostil, un choque del que pueden saltar chispas; en oposición a la cruz recta +, que es indicadora de unión fértil, matrimonio o conexión.

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TRATADO DE LA REINTEGRACIÓN

MARTINES DE PASQUALLY
PRESENCIA DEL MODELO DE CRISTO A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Cristo Catedral de Barcelona

Pero no es solamente en la venida de Enoc, cuyo modelo comencé a explicar, donde encontramos pruebas de la presencia de Cristo entre los hijos de Dios. Abel fue el modelo de los seres menores predestinados para ser una manifestación de la Justicia divina, también fue un verdadero modelo del Mesías. Reconocemos esa verdad por las operaciones de todos los seres menores elegidos que ejercieron sus potencias y sus virtudes espirituales entre los hombres de los siglos pasados y que, también, las realizan entre los hombres de hoy. Esos seres menores elegidos desde Abel y Enoc son: Noé, Melquisedec, José, Moisés, David, Salomón, Zorobabel y el Mesías. Todos ellos fueron predestinados para la manifestación de la Gloria divina, realizan el número denario espiritual divino, del cual proviene toda cosa, tanto espiritual como material como explicaré más adelante cuando hable de los modelos y de las épocas sucedidas al cuerpo general y al particular, también cuando trate de los seres menores a los que acabo de mencionar.

Como resultado, con esas explicaciones os podréis convencer de la verdad de lo que digo, por la igualdad, por la similitud y por la relación de las operaciones de esos seres menores con las operaciones de Abel, lo que os hará saber claramente que Abel fue la verdadera representación de las operaciones de Cristo, así como visteis que Caín representa verdaderamente las operaciones del príncipe de los demonios.

Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera. Edición de Antonio Joaquín González. Kindle-Amazon

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ASESINATO DE ABEL

TRATADO DE LA REINTEGRACIÓN
MARTINES DE PASQUALLY

Museo de Bellas Artes de Lyon

Después de esa ceremonia, Abel se presentó ante su hermano Caín y este le hizo muchos reproches. Abel los recibió con candor y humildad y, seguidamente, respondió a Caín: “No es contra mí, ni contra nuestro padre temporal contra los que debes revolverte, es contra ti mismo y contra aquel que en este momento te dirige contra quien debes combatir, pues te diré que vienes de realizar un culto falso e impío ante el Eterno. La fuerza de tu crimen supera al crimen de Adán: ofreciste a tu dios de oscuridad un holocausto que no está ni a tu disposición ni a la de él, hiciste erróneamente derramar la sangre del justo para justificar la de los culpables”. Abel fue después a buscar a Adán y le contó todo lo que pasó y esto afligió mucho a este padre infeliz y le hizo caer en una profunda consternación.

El primer entierro de la humanidad. Museo de Bellas Artes de Lyon

Abel, mientras, trató de consolar a Adán y le preguntó respecto a su tristeza y abatimiento, pero Adán no respondió nada. Parecía que adivinaba lo que iba a suceder a su hijo amado y no se lo osaba decir. Abel tranquilizó a Adán respecto a todas sus inquietudes y le dijo en tono firme: “Padre mío, lo que es decretado por el Creador en vuestro favor y en el de tu descendencia tendrá lugar, sea para bien, sea para mal, pues la Creación general que ves no es otra cosa sino un lugar que el Eterno reservó para convertir en obra la manifestación de su omnipotencia, para su gran gloria. Por lo tanto, padre mío, es en tu descendencia corporal en la que el Creador habrá de colocar sujetos convenientes que sean los verdaderos instrumentos de los que Él se servirá para el triunfo de su justicia, para el beneficio de los buenos y vergüenza de los malos. Es inútil para el hombre ir contra aquello que ha sido decidido por el Creador a favor o en contra de su criatura espiritual”. Adán pareció calmarse y, dirigiéndose al Creador, le dijo: “¡Oh, Eterno! ¡Que aquello que es concebido por tu pensamiento y por tu voluntad sea cumplido por tu fiel servidor, padre de las multitudes de naciones que habitarán y actuarán en tu círculo universal! ¡Amén!” Después, Adán y Abel fueron a visitar a Caín, el cual se encontró con ellos en compañía de sus dos hermanas. Cuando estuvieron juntos, esas hijas abrazaron al padre y Caín abrazó a su hermano Abel, mas en este abrazo, Caín dio a Abel tres golpes con un instrumento de madera hecho en forma de puñal. El primer golpe perforó su garganta, el segundo traspasó su corazón y el tercero se hendió en sus entrañas. Este asesinato sucedió en presencia de Adán, sin que este infeliz padre lo percibiese. Pero en cuanto fue cometido el asesinato, Adán sintió una conmoción terrible. Las dos hermanas de Caín y de Abel sintieron una conmoción semejante, a causa de la impresión cayeron hacia atrás mientras exclamaban “¡Nuestro conciliador, Señor, nos ha sido sustraído por la maldad del impío, reclamamos vuestra justicia y a ti sólo entregamos nuestra venganza!”. Ved con qué artificio los sujetos al demonio se disimulan a los ojos de la criatura a través de palabras espirituales y loables en apariencia. Esa conmoción, por otra parte, muy natural en los tres personajes mencionados y basada en la simpatía de los sentidos de materia, provenía, además de otra causa, así como el abatimiento que aconteció a los tres personajes. Provenía de la visión que tuvieron, en naturaleza efectiva, del menor y del mayor ser espiritual de Abel y de que no lo pudieron soportar sin caer en desfallecimiento. Adán fue el primero en levantarse e ir, en compañía del menor y del mayor espiritual de Abel, al encuentro de Eva a la cual contó todo lo que el Creador les exigiera para su entera reconciliación: que sus crímenes debían ser expiados por el sacrificio de su hijo Abel y que, así, todo estaba consumado.

Terror de Caín. Notre Dame de Fourviere, Lyon.

Os dejo meditar sobre cuál ha debido de ser el dolor de ese infeliz padre y el de su compañera. ¿No son esos los famosos espinos que iban a traspasar el corazón de Adán? ¿No es ese el funesto espino producido por la primera tierra creada por la prevaricación de Adán? Fue, por lo tanto, Eva la que produjo en Caín el instrumento del flagelo del infeliz Adán, al haber concebido con Adán mediante una operación de confusión de acuerdo con lo que el número dos, 2, nos anuncia y que yo voy a detallar aquí con sinceridad.

Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera. Edición de Antonio Joaquín González. Kindle-Amazon

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Planteamientos filosóficos

EL TAROT DE LOS ILUMINADORES DE LA EDAD MEDIA
OSWALD WIRTH
(Fragmento)

El Tarot de los Iluminadores e la Edad Media. Traducción de Hugo de Roccanera¿Hasta qué punto hablar de Ocultismo implica tratar de Filosofía?

A lo largo de la Historia de la Filosofía una de las preocupaciones fundamentales del pensamiento es lo trascendental o la indagación en torno a qué es el alma, entendiendo que el ser humano, y la creación, son algo que van más allá de lo meramente físico. Desde el punto de vista del ocultismo, Guaita en La serpiente del Génesis explica este proceso de la creación desde el inicio del Evangelio de san Juan, con la presencia del Verbum divino que es trasunto del gran Adán, del Adán Kadmon de los cabalistas, del Zohar, el Verbo Absoluto o el Cristo Glorioso, así, escribe: “Dios no ha creado al hombre individual, sólo ha hecho esta individuación posible. El individuo se ha creado a sí mismo. El alma ha descendido pues del cielo, y se ha encarnado en la ciega materia. Desde ese momento muere como esencia espiritual, más aún, se duerme en un sueño más o menos profundo. En ella, la materia vela al espíritu, y Lamartine era profeta sin saberlo al decir: <el hombre es un dios caído que recuerda los cielos>”.

Culturalmente, la época histórica que le tocó vivir a Oswald Wirth es de confluencia de tres movimientos que marcarán el pensamiento occidental desde la segunda mitad del siglo XIX: la recuperación de un misticismo que hereda el saber hermético procedente de la Antigüedad; el racionalismo y el existencialismo cuyas primeras manifestaciones hay que situar a finales del siglo XIX, continuador del pensamiento de autores como Schopenhauer o Kierkegaard. A diferencia del ocultismo, los otros dos –Racionalismo y Existencialismo- se mueven en el territorio de la existencia contemplada como algo lógico y físico que se extiende en dos dimensiones: la espacial y la temporal. Ambos son fronteras que marcan un paisaje tan angosto para el ser humano que ha de buscar algo que va más allá; y es ahí donde nos encontramos con la fantasía, la imaginación y la intuición que, como señala Wirth en El tarot de los iluminadores de la Edad Media, es el primer acercamiento que el homínido tiene a la esencia que ha de separarle del resto de los seres vivos. Se hace necesario cruzar las fronteras de un espacio tan estrecho pues, de otra manera, el único resultado va a ser la angustia o el asco ante la nimiedad del ser humano, de la realidad toda, que es falsa.

tabla numericaPor lo que respecta al Racionalismo, que se arroga con el derecho a ser la plena expresión del hecho diferenciador de la especie humana, no deja de ser una construcción tan relativa como puede ser la creación de un mundo fantástico, por mucho que se cubra de la pátina de lo lógico. Los modelos cambiantes de la ciencia que se fundamentan en la racionalidad materialista son un claro ejemplo de cómo tales edificios lógicos no alcanzan la categoría de lo absoluto. Oswald Wirth compartió su tiempo con uno de los mayores revolucionarios en lo que respecta a la contemplación del mundo: la primera teoría de la Relatividad de Albert Einstein es de 1905; con ella se abre la puerta que ha de comunicar la existencia con la trascendencia.

Las diferentes fases del desarrollo de la racionalidad humana generan argumentos que, además de su mero interés histórico, no dejan de tener un valor que los aproxima a la ficción más fantástica. Recordemos al respecto las biografías medievales de Alejandro Magno (el Libro de Alexandre, por ejemplo, o el Pseudo-Calístenes si retrocedemos un poco más en el tiempo); el gran conquistador decidió cruzar las fronteras de un poder que se basa exclusivamente en la dominación de territorios; quiere alcanzar el poder supremo que es el saber y para ello va a viajar a unos dominios inexplorados mediante unos medios tan fantásticos como los que muchos siglos después utilizarían autores como Julio Verne o Emilio Salgari, adelantando procedimientos tecnológicos que serían desarrollados a principios del siglo XX. Esta es la ficción del desarrollo racional y cientifista. Su evolución, especialmente a partir del último cuarto del siglo XX se aproxima a cierta explicaciones que muy bien podrían ser comparadas a ciertas cosmogonías mitológicas o a ciertas explicaciones del universo desde lo geométrico (el punto vibracional que genera la totalidad es un paradigma muy del gusto de la filosofía ocultista y de la ciencia que establece el Génesis en la teoría de la explosión y expansión que habrá de concluir en una nueva condensación de la materia).

Desde el momento en que Oswald Wirth escoge el título de su obra, El tarot de los iluminadores de la Edad Media, acorde al objeto que se propone estudiar, se está situando en un panorama ajeno a los adelantos de la ciencia positiva y del racionalismo, aunque él mismo confiesa que va a utilizar los hallazgos de la Arqueología para asentar con más firmeza los valores del libro más antiguo de la humanidad. El tarot, tal y como lo presenta Wirth hunde sus raíces en una época anterior a lo racional según el paradigma definido en la Edad Moderna, y en un ámbito social alejado del averroísmo, del aristotelismo o del tomismo medievales –como se guste-, un ámbito en el que se prefiere la cábala, el hermetismo, la astrología, de la Gnosis, que es un conocimiento intuitivo, irracional y místico, desde el simbolismo que, en definitiva, pretende alcanzar un universo que no puede ser cuantificado ni cualificado desde una taxonomia plenamente lógica; esa misma lógica que, desde dentro, Einstein desmonta, recuperando el mundo libre –que no relativo- ejemplificado en El Loco y El Mago, principio y final del tarot; con esta afirmación situamos la baraja como más meditativa que adivinatoria –pues nada puede negar el libre albedrío del hombre- en el ámbito interior más puro que es el del símbolo.

La serpiente del génesis. El tarot de los Iluminadores de la Edad Media. Traducción de Hugo de RoccaneraA muy grandes rasgos, desde luego, hay que considerar que la base del pensamiento filosófico –lo anterior sería la religión y el mito- sobre la que se asienta el ocultismo es Platón, sobre todo desde las lecturas que de su obra realiza la corriente neoplatónica. Esta escuela llegará con fuerza al Renacimiento y originará un pensamiento trascendental que está representado en autores como Marsilio Ficino, Pico de la Mirandola, Giordano Bruno, Cornelius Agrippa. Este esquema del mundo, que admite un universo que no es físico, aunque, a la vez se aleja de la ortodoxia de las creencias establecidas, pervive hasta el siglo XVIII. La época de las luces pretende explicar la existencia desde la razón, cosa que no es óbice para que la postura deísta permita el desarrollo de movimientos que son tanto de ilustración como de iluminación mística y teúrgica. Ahí, en el siglo XVIII nos vamos a encontrar con figuras como Martines de Pasqually y su Tratado de la Reintegración, origen de una orden tan mistérica como la de los Elus Coens, los Sacerdotes Elegidos, para mantener el culto que respeta el valor de la creación como expresión desde la emanación del Uno. La influencia de Martines de Pasqually marca el desarrollo de la filosofía mística de Louis Claude de Saint-Martin, origen del Martinismo; y a Willermoz, uno de los principales reformadores de la Masonería. Tanto uno como otro van a marcar directamente el desarrollo de los movimientos ocultistas del siglo XIX, bien desde la prolongación del Martinismo de Papus, la Francmasonería y la orden de la RosaCruz Cabalística. En todos ellos nos encontramos con nombres que aparecen frecuentemente a lo largo de esta exposición. El estudio, así sea mínimamente, de las corrientes antiguas de pensamiento se hace necesario a la hora de interpretar el pensamiento de los ocultistas de la época contemporánea, lo explica perfectamente Lepage (1988) en estas palabras: “no hay soluciones nuevas en el dominio de la metafísica, sino el reconocimiento de las viejas ideas con las que, después de su encarnación en la materia, el espíritu del hombre apacigua sus angustias”.

Un momento sumamente significativo se produce en la época medieval, aparente ruptura con el pensamiento griego, aparente porque el mundo de lo trascendental sigue siendo lo que da sentido a la existencia humana y a la creación en general. Cambian los nombres y los cultos o la lógica pero pervive esa consideración de lo humano como algo que va más allá de lo puramente físico.

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LA CAÍDA

TRATADO DE LA REINTEGRACIÓN
MARTINES DE PASQUALLY

La caída. Tratado de la Reintegración. Traducción de Hugo de Roccanera. Edición Antonio Joaquín González

La caída de Luzbel. Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina. Museo del Prado

Adán, pues, actuó conforme al pensamiento demoníaco, realizando una cuarta operación en la cual usó de todas las palabras de poder que el Creador le transmitiera para sus tres primeras operaciones, aunque había rechazado enteramente el ceremonial de estas mismas operaciones. Hizo uso, por sus preferencias, del ceremonial que el demonio le insinúo, tanto como del plan que de él recibió para atacar la inmutabilidad del Creador. Adán repitió aquellas que los primeros espíritus perversos habían pensado realizar para transformarse en creadores, en detrimento de las leyes que el Eterno les prescribiera para que les sirvieran de límite en sus operaciones espirituales divinas. Esos primeros espíritus no debían concebir ni entender nada sobre la acción de crear, simplemente debían seguir siendo nada más que criaturas de poder. Adán no debía tener más aspiraciones que ellos respecto a esa ambición de crear seres espirituales que le fuera sugerida por el demonio.

Vimos que tan pronto como esos demonios, o espíritus perversos, concibieron actuar según su voluntad de emanación, semejante a la que el Creador había realizado, fueron arrojados en lugares de oscuridad por una duración inconmensurable de tiempo, por la voluntad inmutable del Creador.

Notre Dame de Fourviere. Lyon. Expulsión de Adán y Eva del Paraíso

Esa caída y ese castigo nos demuestran que el Creador no ignora ni el pensamiento ni la voluntad de su creación. Ese pensamiento y esa voluntad, buenos o malos, son sentidos directamente por el Creador, que los acoge o los rechaza. Sería, por lo tanto, un error decir que el mal viene del Creador, con el pretexto de que todo emana de Él. Del Creador sale todo ser espiritual, bueno, santo y perfecto, ningún mal es ni puede ser emanado de él. Pero si me preguntareis de dónde, entonces, emanó el mal, diré que el mal es generado por el espíritu y no creado. La creación pertenece exclusivamente al Creador y no a la criatura. Los pensamientos malos son generados por el espíritu malo, como los pensamientos buenos son generados por el espíritu bueno; cabe al hombre el rechazar los primeros y acoger los segundos como corresponde a su libre albedrío, el cual le da derecho a querer las recompensas de sus buenas obras, aunque también lo puede hacer permanecer por un tiempo infinito en la privación de su derecho espiritual. El mal, repito, no tiene su origen en el Creador ni en ninguna de sus criaturas particulares. Este viene únicamente del pensamiento del espíritu que se opone a las leyes, a los preceptos y mandamientos del Eterno, pensamiento éste que el Eterno no puede cambiar en ese espíritu sin destruir su libertad y su existencia particular, tal y como ha sido dicho más arriba. Por otra parte, no se debe pensar que el espíritu que generó el mal sea el propio mal, porque si los demonios mudasen su voluntad, su acción cambiaría también, y, a partir de ese momento, no habría ningún mal en toda la extensión de este universo. Diréis que esto no puede suceder, pues Dios, al ser inmutable en sus decretos, condenó a la prisión eterna a los que originaron el mal. Responderé que es verdad que el Creador condenó a los adeptos del mal a una prisión y a un castigo infinitos. Mas haré ver que, en medio de la manifestación de la justicia del Creador sobre la criatura, Él se llamó a sí mismo Padre de Misericordia ilimitada de esa misma criatura. Hablaré más ampliamente de esa misericordia divina en otra parte.

Tratado de la ReintegraciónVuelvo nuevamente a la generación del mal, ocasionada por la voluntad mala del espíritu, y diré que la generación mala del espíritu, siendo tan solamente el pensamiento malo, es llamada espiritualmente como inteligencia mala, del mismo modo que la generación del pensamiento bueno es llamada inteligencia buena. Es por esos tipos de intelectos que los espíritus buenos y malos se comunican al hombre y le hacen conservar una determinada impresión, según use de su libre albedrío para rechazar o admitir el mal o el bien a su voluntad.

Tratado de la Reintegración. Martines de Pasqually. Traducción de Hugo de Roccanera. Edición de Antonio Joaquín González. Kindle-Amazon

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